Crédito a Gregg Popovich

Cada vez que pienso en el dirigente de los Spurs de San Antonio en la NBA, Gregg Popovich, suelo recordar al mánager de los Angelinos de Anaheim…

Cada vez que pienso en el dirigente de los Spurs de San Antonio en la NBA, Gregg Popovich, suelo recordar al mánager de los Angelinos de Anaheim en las Grandes Ligas, Mike Scioscia. Es que siento que a ambos, cuando se habla de los mejores estrategas de la actualidad en sus respectivos deportes, no se les da el crédito que realmente merecen.

El jefe de los Spurs ha ganado cuatro coronas en la NBA  y hoy día su escuadra luce como una potencia en la difícil Conferencia Oeste que también tiene a los Thunder de Oklahoma y a los Lakers de Los Ángeles como equipos a vencer.  He visto al menos cuatro partidos completos de los Spurs en estos días y la verdad es que es un deleite verle jugar, son algo así como una máquina perfecta que ha hecho temblar hasta mi propio pronóstico con Oklahoma. Es orden total, es poesía en baloncesto, cinco hombres en sincronía asombrosa jugando por un bien común. Su educación en la cancha no tiene otro nombre que el de Popovich, el maestro, quien es un certero candidato al premio de Dirigente del Año en la NBA.

Él ha sabido asimilar la rigurosidad de esta temporada, dura de calendario por aquello del cierre laboral, y la ha adaptado a su realidad como equipo, uno que no goza de la juventud que tienen otros. Los resultados están ahí: un 33-14 (segundo en el Oeste) que no aún sorprende a más de uno.

¿Por qué sorprende? Es Popovich, recuérdenlo.

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