De Obama a Trump

Todos estos días la prensa norteamericana ha dedicado importantes espacios para hablar del legado de Barack Obama. Pasa a la historia como el primer afroamericano en liderar la nación del Norte, que por años mantuvo una feroz segregación racial…

Todos estos días la prensa norteamericana ha dedicado importantes espacios para hablar del legado de Barack Obama. Pasa a la historia como el primer afroamericano en liderar la nación del Norte, que por años mantuvo una feroz segregación racial contra aquellos ciudadanos de piel oscura.

Desgraciadamente, a pesar de que sin duda se han sucedido cambios positivos en una sociedad que llamaba “negros”, despectivamente, a los que hoy califica como afroamericanos, como una forma hasta cierto punto hipócrita de pretender aceptar que todos los seres humanos somos iguales sin importar el color de la piel, religión o hasta preferencia sexual.

Obama realmente llega al poder fruto de un buen discurso, hombre joven que supo cautivar esa parte del electorado y con su manejo de las redes sociales, que hasta las elecciones del 2008 no había sido un factor decisivo en el electorado. Otro factor, y el cual considero más importante en la derrota de los republicanos, fue el desastroso Gobierno de George W. Bush.

La fatal influencia de Dick Cheney, quien promovió los ataques a Irán, buscando armas de destrucción letal que nunca aparecieron y la imposibilidad de crear un orden en este país devastado por las fuerzas norteamericanas, mereció críticas feroces hasta del mismo pasado presidente Bush padre.

La guerra promovida por Cheney que afectó a los republicanos, creó un vacío de poder en Irán, que más luego contribuyó a la mala imagen de este partido y a que el joven Obama lograra convertirse en el primer presidente afroamericano.

Después de ocho años deja la presidencia con luces y sombras. Una gran popularidad, sin duda logros económicos, pero sin embargo, a pesar de haber hecho campaña frenética por su partido y su candidata, no logró que esta ganara las elecciones hasta el punto de perder en su estado: Chicago.

Obama quiso ser muy populista, sus políticas a favor del movimiento LGBT le crearon problemas hasta en los votantes afroamericanos. Coincidiendo con lo que siempre pensamos, el domingo pasado CNN realizó un reportaje con demócratas afroamericanos de Chicago, que afirman no haber votado por la señora Clinton, disgustados con Obama porque los olvidó y prefirió promover hasta lo inimaginable, el movimiento LGBT.

Respetar los derechos ferozmente violados de los afroamericanos tomó años; sin embargo, la defensa del movimiento LGBT se ha querido hacer de una forma que respetando las diversidades, se ha pretendido implementar hasta en los niños, queriendo convencer que cualquier tipo de relación sexual es normal y que hay que dar rienda suelta a la imaginación.

Donald Trump es la antítesis de Obama. No es diplomático en absoluto, gana unas elecciones enfrentando a la prensa, a la dirigencia de su partido, hablando mal de los latinos, de las mujeres, de los afroamericanos. Recibe el apoyo del norteamericano olvidado, cuyos recursos ya no alcanzan para realizar el sueño americano y cansado de que inmigrantes le quiten los puestos de trabajo.

Al tomar posesión el próximo viernes, llegará con el peor nivel de popularidad de un presidente electo. Ha prometido empleos y devolver la grandeza de los Estados Unidos, cambiar el programa de seguridad social, hacer grandes obras de infraestructura, poner impuestos a las importaciones de China y México y reducir los costos de hacer negocios. También, mejorar la seguridad tan cuestionada en estos momentos.

Sin dudas un gran reto. No creo, como piensan muchos, que Trump esté fuera de sus cabales, no se logra ganar las elecciones de un país y menos el más grande del mundo sin tener cualidades. Le hace falta filtro entre el tuiter y la estatura de la posición, entender que el mundo necesita equilibrio.

Los demócratas no encuentran consuelo al haber perdido las elecciones, las tenían seguras de acuerdo a las encuestas. Algunos llegan a la insensatez de declarar a Trump como un presidente ilegítimo. Olvidan que el sistema de colegios electorales no lo inventaron los republicanos y que Al Gore perdió las elecciones frente a George W. Bush con un voto muy cuestionado en la Florida y que debió ser decidido por la Suprema Corte y nadie alegó la ilegitimidad de su Gobierno.

Trump ganó más distritos que Reagan, que triunfó en las elecciones con más de 500 colegios electorales, su actuar agresivo y arrogante no lo hacen un presidente ilegítimo, más aún, que su actitud gustó en una parte importante de los votantes que lo eligieron en noviembre del pasado año.

La actitud de un grupo de demócratas le hace un flaco servicio a la democracia norteamericana, no tienen nada que envidiarle a los pataleos de los países de la periferia, tan criticados por los mismos norteamericanos.

El expresidente Jimmy Carter asistirá, al igual que Bush hijo y los Clinton, a la toma de posesión, hacen un importante aporte a la democracia. Bush padre está aquejado de salud y tiene más que razones para excusarse.

Muchos artistas reniegan de asistir a la juramentación, olvidando que tienen seguidores en todos los partidos. John Lewis, compañero de Martin Luther King, uno de los mayores activistas del movimiento afroamericano, es de los que cataloga a Trump como ilegítimo. Debía concentrarse más en seguir defendiendo a los miles de afroamericanos que aún sufren la enorme discriminación que por años se ha ejercido contra ellos, representante de uno de los estados más discriminados racialmente, Georgia.

Los próximos días serán interesantes, veremos las primeras acciones de un Trump presidente y de cómo hará realidad las promesas que motivan a unos y generan rechazos en otros. Sin duda, un Gobierno sin tonos grises: todo blanco o todo negro.

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