Debilidad por los cupcakes

El “planeta” de los dulces está viviendo una invasión de pequeños pastelitos con decoraciones fantasiosas y colores chillones denominados cupcakes. Estos surgen como setas en tiendas y pastelerías, aparecen en los blogs más reposteros y cada&#823

El “planeta” de los dulces está viviendo una invasión de pequeños pastelitos con decoraciones fantasiosas y colores chillones denominados cupcakes. Estos surgen como setas en tiendas y pastelerías, aparecen en los blogs más reposteros y cada vez son más frecuentes en las celebraciones in. En definitiva, son “tendencia”, como diría algún relamido fashionista. Así que conviene saber tres o cuatro cosas sobre ellos, primero para no hacer el ridículo y llamarles “magdalenas” -el mayor insulto que le puedes decir a un cupcake-, y segundo, porque si están bien hechos son una fiesta para la vista y también para el buche.

El cupcake es una especie de magdalena o bizcochito con infinidad de posibles preparaciones, cuya parte superior es decorada con ingredientes de todo tipo, pero sobre todo coloridos y llamativos.

El cupcake suele llevar una cobertura decorativa, por lo general cremosa, pero también es distinta la textura de la masa, más jugosa y esponjosa. Podríamos decir que la magdalena se acerca más al concepto bizcocho, y el cupcake al pastel: la primera alcanza su plenitud mojada en la leche o en el café, mientras que con el segundo nunca harías eso porque sería incómodo y además parecerías un palurdo.
Por lo general, los cupcakes son más dulces y tienen muchas más variedades de color y sabor que las magdalenas. Un cupcake es una bizcochito glamuroso, como con maquillaje (frosting) y mucho más rica y bonita.

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