Los desalojados del sector Gazcue, en el Distrito Nacional, rechazaron ayer los solares que el Gobierno les ofrece en unos terrenos del municipio de Boca Chica.“Nosotros no somos perros. Somos pobres, humildes, pero no somos animales para que nos boten tan lejos”, dijo Clara Pérez García, una mujer desalojada que al ver el lugar donde será reubicada por el Gobierno, en vez de sentirse contenta, irrumpió en llantos y no paraba de llorar.
La comunidad donde el Gobierno pretende asentar a 47 familias desalojadas del sector en el que llevaban tres décadas viviendo, se llama El Mesías del Alto de Chavón. Es un lugar ubicado a un kilómetro y medio de la zona urbana de Boca Chica.
Pero estas personas entienden que fueron engañados, porque en principio se les prometió ser reubicados en el sector La Caleta, que queda más próximo a Las Américas que cruza por el centro de Boca Chica.
“Somos personas, preferimos vivir en las calles como indigentes, y no en estas condiciones, apartados de la civilización”, dijo José Luis Martínez, quien fungió como vocero de las familias que ahora amenazan con regresar al vecindario situado en la calle Doctor Delgado, del sector de Gazcue a poca distancia de la casa de gobierno.
Los terrenos que ya están siendo desmontados fueron cedidos por el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) y miden 8 mil 637 metros. Los desalojados recibieron además 100 mil pesos del Gobierno.
El plan inicial era dar a cada familia 150 metros para que tuvieran espacio suficiente donde construir sus viviendas, pero luego se decidió dar 120 metros, que igual fueron objetados por los afectados del desalojo.
“Mejor que nos maten”, gritaban indignados. Decían que esta zona está apartada del pueblo, por lo que corren el riesgo de ser blanco fácil de la delincuencia que arropa al país de pies a cabeza.
Otros se preguntaban cómo se harían para llegar a sus puestos de trabajo, porque para llegar a la capital tendrían que pagar más dinero del que invertían mensualmente en pasajes viviendo en un punto céntrico y con fácil acceso a cualquier parte de la ciudad.
Una “papa caliente”
El presidente Danilo Medina le encomendó al jefe de la Policía, mayor general José Armando Polanco Gómez, la difícil misión de reubicar a esta gente.
Pero resulta que ayer la pelota caliente pasó a manos del vocero de la Policía Nacional, general Máximo Báez Aybar, porque su comandante estaba en una graduación de cadetes de la Fuerza Aérea.
Báez Aybar intentó, pero no pudo convencerlos
Báez Aybar se veía contrariado y por ratos molesto, por no poder convencer a los desalojados de que debían aceptar el terreno que el Gobierno les ofrecía. Invitaba a la concordia y hasta anunció la construcción de un destacamento policial para protegerlos del crimen y la delincuencia.“Lo importante es que todos nos abramos al diálogo y permitamos que este entendimiento, pues viabilice que ellos se establezcan debidamente”, dijo Báez Aybar,
