Alfonso Cochón es un soñador incorregible, que ha sabido plasmar buena parte de sus anhelos. Es el presidente de Bodegas Cochón-Calvo, empresa licorera productora del legendario Ron Siboney, que desde antes de 1920 es el buque insignia de una familia que con orgullo de tres generaciones ha mantenido un legado de honorabilidad y seriedad en el trabajo y cuya misión ha sido ser artesanos en la elaboración del ron. Cochón considera el ron, como el producto dominicano más genuino.
Háblenos de los orígenes de la industria del ron en el país?
Para hablar de los orígenes de la industria del ron en nuestro país, debemos remontarnos a la misma historia de la fundación de la República; se podría decir sin temor a equívocos que los inmigrantes españoles y sus descendientes fuimos los pioneros y propulsores de la industria licorera del país.
Hoy en día la industria del ron es bien “envejecida y añeja” si se quiere, más de cien años de tradición permanecen hoy en cuatro familias que aún persisten en el gusto popular de los dominicanos; Bermúdez, Brugal, Barceló y Cochón Calvo, emigrantes españoles que han dejado un legado de amor por estas tierras que nos dieron la dominicanidad como apellido permanente de agradecimiento por la nación que los acogió.
¿Han mantenido los dominicanos la preferencia por esta bebida?
Indudablemente, ninguna marca de producto alguno que provenga de los cimientos de nuestros suelos (como es la caña de Azúcar) ha permanecido como el ron dominicano por más de cien años en el gusto popular. Entre nosotros los dominicanos el ron es parte de nuestra cultura, su incidencia en el deporte, las artes, lo social, económico y político así lo atestiguan. Los dominicanos celebramos con ron las penas y las alegrías, eso nos hace un país muy especial, en cada sonrisa encontramos el sabor del ron y cada lágrima se enjuaga con ese fino néctar que llamamos “romo”
¿Cómo está el mercado del ron en República Dominicana?
Redescubriéndose, la industria licorera en nuestro país ofrece cada día un mejor producto, mejor presentado y etiquetado y elaborado como nunca antes, por eso la juventud está de amores con el ron.
Nuestro ron dominicano exhibe hoy en día sus mejores galas y la gente lo aprecia.
¿Cuáles considera los periódos más altos en cuanto a venta y consumo?
El ron es una bebida permanente y constante en su consumo, que no escapa, como todo producto de consumo masivo, a etapas de mayor demanda.
Cree que influya el cálido clima en la disminución del consumo de ron y se incremente el de cerveza?
¡Para nada! en la calidez de nuestra gente y de nuestro clima es que descansa la fortaleza de su arraigo popular. El ron se consume solo, a temperatura ambiente, con hielo o frío.
¿Hay unidad en el sector?
Claro que sí. Por ello existe la Asociación Dominicana de Productores de Ron (ADOPRON), que agrupa a los roneros de manera institucional, velando por su desarrollo, expansión y difusión del ron dominicano como “marca país”.
¿A cuáles mercados internacionales ha llegado el ron dominicano?
El ron dominicano se exporta a más de una veintena de países en varios continentes. Reflejo de esto es que nuestra bebida nacional está en un momento de esplendor en los mercados internacionales, que aprecian y valoran la bebida antillana por excelencia.
¿Tiene mayor demanda en esos mercados que en nuestro país?
Como expresé anteriormente, se aprecia y valora grandemente en los mercados internacionales, los cuales son sumamente exigentes en sus gustos y la calidad del producto que consumen.
Lo que no debemos pasar por alto es que otras bebidas han logrado desnaturalizar el concepto de los gravámenes que castigan y penalizan el ron, como el impuesto selectivo al consumo (ISC) logrando que se tome el grado alcohólico del contenido del producto y así gravar onerosamente al ron.
¿Considera que el ron es la bebida por excelencia de los dominicanos?
La bebida más auténticamente dominicana es el ron, porque sus componentes son básicamente nacionales desde su producción, que empieza por el alcohol que viene de los jugos de la caña de azúcar, su destilación y luego entra en un proceso de envejecimiento cuidadosamente en barricas de roble americano, que oscila desde un año hasta los 15 años, dependiendo qué producto se quiera obtener.
