Subir por el elevado de la avenida Luperón representa un grave peligro para los miles de conductores que cada día transitan por la vía que desemboca en la autopista 30 de Mayo.Consumidas por el salitre o sustraídas por los ladrones de metales, las barandillas que resguardaban el tramo vial, justo en la curva, en dirección sur-norte, brillan por su ausencia en más de un 50 por ciento.
También están en avanzado estado de deterioro los muros de contención que sostienen las barras metálicas, que aparentemente han sido carcomidos ante la falta de mantenimiento de la estructura.
Otro aspecto que acentúa la inseguridad es la poca visibilidad de las señales luminosas que advierten a los transeúntes que se aproximan a la curva, que sumado a la falta de lámparas representan un potencial peligro para los ciudadanos.
Basura
El descuido también se evidencia en las cunetas, cuyos bordes están cubiertos de desperdicios, como botellas, vasos plásticos y fundas, que taponan los filtrantes, lo que ocasiona que cuando llueve se formen grandes lagunas.
Un área verde ubicada al tomar el elevado desde la autopista 30 de Mayo hacia el kilómetro 12 también está repleta de basura.
Hoyos
Los grandes hoyos y grietas que se dibujan en la obra civil constituyen otro obstáculo para los vehículos que se desplazan por la vía.
Este elevado de 500 metros de longitud es utilizado principalmente por vehículos de transporte pesado y fue construido en la primera gestión de Leonel Fernández (1996-2000). Al deterioro de la estructura se suma el elevado de la John F. Kennedy, también lleno de hoyos.
