Día de Reyes de adultos y de niños

Mañana se celebra la Epifanía de los Reyes Magos y dice la enciclopedia: Epifanía, que significa «manifestación», es un acontecimiento religioso y que en muchas culturas corresponde a revelaciones o apariciones en donde los profetas, chamanes,&#8230

Mañana se celebra la Epifanía de los Reyes Magos y dice la enciclopedia: Epifanía, que significa «manifestación», es un acontecimiento religioso y que en muchas culturas corresponde a revelaciones o apariciones en donde los profetas, chamanes, médicos, brujos u oráculos interpretaban visiones más allá de este mundo”. En el caso en el que el mundo católico y el de las religiones ortodoxas celebran el 6 de enero los Reyes Magos, la propia enciclopedia dice: “Nombre con que la tradición denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra”. “Los Evangelios hablan de «magos», en ninguna parte se indican sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que eran 3. Estas creencias fueron agregadas varios siglos después”. La tradición dominicana lo celebra como una fiesta de la inocencia, donde esos tres personajes, que viajan en camellos: Melchor, Gaspar y Baltasar, traen regalos a los niños “que se portan bien”. Además de la carta en la que los infantes manifiestan sus deseos y preferencia, se deja a los pies del árbol de Navidad: yerba para los camellos, un trago para los Reyes Magos y en mi época, además, un cigarrillo. Es la actividad misma de la ilusión y la esperanza vestida de fiesta de expectativas que dificultan el sueño y hacen despertar con la aurora, con el temor de ser sorprendidos por los Reyes, que pasan bajo las puertas “haciéndose chiquiticos”, con riesgo de que se llevaran los juguetes, en castigo por la curiosidad. Todo un andamiaje de simulaciones de adultos para sostener creencias y sueños de infancia y en franca competencia con Santicló y el niñito Jesús que “ponen” en la noche del 24 de diciembre.

Confieso que el niño que vive dentro de mí, aun cree en reyes y, a veces por escrito y otras de manera figurada, hace sus peticiones, lleno de esperanzas, confiado que al amanecer, la realidad materializará sus deseos. Mi carta comienza con el clásico “Queridos Reyes Magos”: Sin reproches por lo que el año pasado les pedí y no pudieron darme, encamino mis peticiones hacia la paz interior que procuro y el equilibrio entre mis deseos y la realidad que me rodea.

Pido salud, pero no de manera egoísta, para mí, sino para todos. Salud física tan necesaria y mental para no herir la felicidad ajena. Deseo que el entendimiento nos alcance como sociedad, para tener claro el camino que debemos trillar hacia un país más justo, más equilibrado y con menos exclusiones. Que las oportunidades alcancen para muchos más y que los dominicanos seamos capaces de encontrar vías para mejorar la calidad de vida colectiva e individual. Deseo que los míos y los míos de todos los otros, logren hacer realidad sus aspiraciones.

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