“A los problemas de Haití, pues, hay que buscarles solución en Haití, no en la República Dominicana”.
Así se expresó el embajador dominicano en los Estados Unidos, Aníbal de Castro, durante su comparecencia en Washington, en el Centro para Estudios Internacionales Estratégicos (CSIS), donde expuso el tema “Haití y la República Dominicana: el necesario escape de la historia”.
Castro dijo que si bien la realidad isleña “nos convierte en el primer interesado en el desarrollo haitiano, en modo alguno se trata de una responsabilidad exclusiva; y dado que la República Dominicana apenas acaba de ingresar al club de países de ingresos medios, corresponde en gran medida, esa responsabilidad, a la comunidad internacional, tanto por solidaridad como por conveniencia geopolítica”.
En ese sentido, manifestó que lo que conspira contra unas relaciones armoniosas entre Haití y la República Dominicana no es el tema migratorio, como falsamente se ha planteado, sino el desbalance social, económico y político entre ambos países.
“Es natural, pues, que se produzca un desplazamiento poblacional hacia el eje más avanzado, tal como ocurre hoy en día dentro de la Unión Europea, en América Central o en América del Norte, o hasta no hace mucho entre Venezuela y Colombia”, expuso el diplomático.
Dijo que la migración forzada por la disparidad siempre acarrea complejidad y genera tensiones indeseables, pero inevitables, no importa cuán asentado sea el estado de derecho en el país receptor.
“Resaltar o exagerar indebidamente esas tensiones contribuye a empeorar la situación de los migrantes, acentuar su vulnerabilidad y disminuir la eficacia de la acción oficial para remediar males inaceptables en una democracia”, manifestó el embajador.
Castro refirió que República Dominicana y Haití están en un momento estelar de sus relaciones, con un sentido claro de hacia dónde deben marchar y cuáles son los retos. “Nos satisfacen, particularmente, los esfuerzos del primer ministro Laurent Lamothe y del presidente Michel Martelly para atraer inversión extranjera y poner menos énfasis en la ayuda internacional”, dijo.
Igualmente, manifestó, que “celebramos el regreso de los capitales extranjeros al sector turístico haitiano y vemos con alegría los anuncios de nuevas infraestructuras, hoteles, aeropuertos y carreteras”. Significó que, aunque con retos que trascienden la frontera física, “la idiosincrasia y soberanía de nuestros pueblos no están ni pueden estar en discusión”. Expresó que más allá de las desavenencias en las que tanto se insiste, hay una cooperación vigorosa entre los dos países.
