El discurso de Nussbaum sobre educación (2 de 2)

En el artículo anterior, reseñamos y comentamos el discurso sobre educación que la pensadora norteamericana Martha Nussbaum recientemente pronunció en el acto en que una universidad colombiana le otorgó un doctorado honoris causa.

En el artículo anterior, reseñamos y comentamos el discurso sobre educación que la pensadora norteamericana Martha Nussbaum recientemente pronunció en el acto en que una universidad colombiana le otorgó un doctorado honoris causa.La doctora Nussbaum expone que estamos ante una nueva crisis de la educación que desbasta el futuro de las democracias del mundo, pues la educación está “encaminándose hacia naciones de personas con formación técnica que no saben cómo criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes”. Obviamente, la autora no plantea objeción a una buena educación científica y técnica, pero su gran preocupación es “que otras habilidades cruciales están en riesgo de perderse en el frenesí competitivo, habilidades cruciales para la salud interna de cualquier democracia, y para la creación de una cultura mundial decente, capaz de abordar de manera constructiva los problemas más apremiantes del mundo”. Así, el fin de la educación se reduce a un instrumento económico, no a la creación de bienestar humano que es la pieza clave del nuevo modelo de desarrollo social.

En tal sentido, explica Nussbaum, el currículo educativo juega un papel de primer orden.

Estos se están diseñando, revisando e implementándose según las necesidades de las empresas y las demandas del mercado, de manera que solo es válido, educar para la empleabilidad. Así han quedado relegadas en muchos planes de formación, las humanidades y las artes, reduciendo las oportunidades de que las personas desarrollen competencias para un ejercicio ciudadano crítico y responsable.

Particularmente me llama la atención el análisis a la actual educación universitaria, y la tendencia de privilegiar asignaturas profesionalizantes y utilitarias en sus planes de formación, en detrimento del estudio de la historia, la filosofía y otras disciplinas que les permitan a los jóvenes tener una mejor comprensión del mundo, a la vez que cultivan el respeto por los demás, y valores que sustentan la democracia. Asimismo la autora cita y valora el modelo desarrollado en América Latina por universidades jesuitas que siguen integrando en su propuesta curricular las humanidades.

Les invito a leer el discurso completo. Es un documento de mucho valor, no solo para los educadores, sino para todos los ciudadanos que creemos en la igualdad de oportunidades y la justicia social.

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