Cuando se hizo el anuncio oficial de que se iba a poner en ejecución el “draft” de jugadores nativos, de inmediato le salí al paso a tan incorrecta resolución de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana.
Y que no se quiera justificar tan “draconiana” resolución con el falso argumento de que “el béisbol tiene que evolucionar”.
Se evoluciona con resoluciones correctas y ajustadas a la misma esencia de tan popular deporte.
Retomando el punto que enfoqué en la primera parte de este artículo, entonces -en función del “draft”-, cuando un equipo (clasificado para el Round Robin) se “nutre” de otros peloteros prestados, ¿cómo debemos llamar a tan singular adefesio? Cuando se materializa el referido sistema, esos jugadores (que van a un equipo clasificado para el Round Robin), ellos aceptan jugar por el dinero que devengarán, pero que no sienten la misma pasión que la que sienten con su conjunto natural. Y ahí está la distorsión que la Lidom le ha impregnado al béisbol profesional del país. Le ha quitado, con el incorrecto draft, su esencia.
Un ejemplo gráfico: Se imaginan que Felipe Alou, ortodoxo jugador del Escogido, con el moderno “draft”, ya con su equipo eliminado, vaya a reforzar al Licey.
La necia decisión de la Lidom.
Sé que mi opinión no hará cambiar la necia decisión de los directivos de la Lidom, porque es su negocio. Pero, para que la historia lo registre -porque lo que se escribe queda para perennidad- cumplo con mi deber profesional de exponer que los magnates de la pelota local distorsionan el béisbol rentable del país. Cada día toman decisiones sin tener en cuenta a los fanáticos… y mucho menos a la prensa.
Porque toman sus decisiones en función del negocio, no de la esencia del deporte rey y su tradicional romanticismo. El béisbol ha evolucionado, el béisbol es negocio y los peloteros van al terrero por su dinero”. Mi criterio podría parecerse al Sermón de Adviento, que el 21 de diciembre de 1511 pronunció Fray Antón de Montesino cuando salió en defensa de los indígenas. No obstante, no debo callar lo que siento por el béisbol romántico y su maltratada fanaticada. ¡Alguien, en cualquier circunstancia, debe decir y escribir la verdad!
