Los años le dieron a la película “Nueba Yol” la categoría de un clásico que logró reproducir la historia de 455 mil dominicanos: hacer vida en el Estado de Nueva York. A “Balbuena” (personaje central de esta historia) le habían comentado que en Estados Unidos los billetes se recogían como lechuga y que la inversión que haría por comprar una visa americana (US$5,000 en 1995) lo conseguiría en un par de meses, bien fajado.
Con esta idea Balbuena pisó, en los 90, tierra estadounidense. Y es la misma idea que domina a la clase popular dominicana que idealiza “el sueño americano”, y que ve en los países “desarrollados” mejor vida. Y es tan fuerte ese deseo que, cuando no se puede llegar documentado, entregan cuantiosas sumas de dinero y se ingenia innumerables maneras de llegar. Entre ellas usar a México como puente y llegar a Estados Unidos.
En ese camino hay aproximadamente de 5,500 a 6,500 kilómetros, desde Santo Domingo a Ciudad de México (sin contar la escala a Panamá, que hasta hace tres meses era obligatoria, pues no había vuelos directos) para, finalmente, llegar a Estados Unidos. Éste es el otro camino hacia Norteamérica, mucho más largo, increíblemente costoso y con los peligros, no del mar, sino de los carteles mexicanos que controlan la mafia del camino de los indocumentados. Menos conocido al de las yolas que salen desde la costa Este hacia Puerto Rico.
Determinar cuántos criollos intentan hacer esta travesía es imposible. Lo que da una idea de qué tan atractivo es este camino son los testimonios de los que están allá, los que lo intentaron y los datos que tiene la Unidad de Política Migratoria de México y el Consulado dominicano en ese país. También confirman esta ruta las noticias lamentables, como la muerte de la banileja María Victoria Pimentel, en diciembre del 2014. La mujer de 39 años fue hallada por autoridades estadounidenses en una zona boscosa del estado de Texas, a nueve kilómetros de la frontera, según registró el periódico Listín Diario. Cuando fue encontrada, la dama tenía un estado de hipotermia que no superó.
José Grullón (nombre ficticio) hizo la travesía el 25 de noviembre del 2012. Su primer paso fue pagar por una visa mexicana RD$190 mil (documento gratuito para criollos) a un compatriota suyo que reside legalmente en ese país. El hombre le hizo la carta de invitación y, entonces, le puso en mano de un “coyote” (criminal dedicado al tránsito de personas). Grullón cuenta con detalles el camino: tomó un vuelo hacia Ciudad de México con escala en Panamá, luego hizo otro vuelo a la ciudad de Saltillo, Coahuila, para trasladarse en vehículo al pueblo fronterizo de Reynosa, Tamaulipas. Todo este itinerario duró 18 días, hasta que la madrugada del 6 de diciembre cruzó el río Bravo. Por este cruce pagaría otra inversión de US$7,500 (RD$ 337,500).
Julissa, otra dominicana que hizo el mismo trayecto que Grullón, asegura que a quien pagó fue al consulado mexicano, ubicado en la Ciudad Colonial de la capital dominicana. Ella hizo dos viajes, en el primero estaba acompañada con otros cuatro dominicanos y fue capturada en Tijuana. Su segundo y exitoso cruce, lo hizo tres meses después por Reynosa. Para ese entonces, en el 2010, ella tenía 25 años. Grullón y Julissa, al pasar a través de Reynosa cruzaron el río Bravo. Sobre esa zona en los últimos cinco años murieron 608 personas, 97 solo en 2015, según cifras de la Patrulla Fronteriza estadounidense que hacen referencia al valle del Río Grande.
Julissa, que no llenaba requisito alguno para adquirir su visa mexicana, fue quemada en primera vuelta. En la segunda, consiguió el documento. “El tipo de alante te dice que no calificas y tú le pasas dinero. Yo fui al consulado y me la negaron. Después ni siquiera tuve que ir, hicieron los trámites, le pagaron al tipo y yo fui a buscar mi pasaporte”, cuenta.
Las informaciones que salen desde el Consulado dominicano en Ciudad de México dan testimonios de la cantidad de compatriotas que intentan llegar a Estados Unidos a través de este país. En el Consulado aseguran que la causa de deportación de dominicanos siempre se da por su estadía irregular en México y confirma que, generalmente, son personas que usan ese país como puente para llegar a Estados Unidos. Desde el 2011 hasta acá fueron deportados desde México 333 dominicanos, entre 60 y 70 por año.
“Casi todos, el 90% de los casos, de dominicanos devueltos al país, quieren llegar a Estados Unidos. Los demás son casos aislados de gente que tenía su residencia, se les venció y entonces no tenían forma de demostrar su arraigo”, explican desde el consulado, que también menciona que esas retenciones son más altas en ciudades fronterizas de México como Chiapas (en el sur) y Tamaulipas (norte), porque es donde se concentra la vigilancia de las autoridades migratorias. Y esto confirma otro detalle: existen dominicanos que inician su travesía hacia Estados Unidos en la frontera de Guatemala con México. Desde la embajada guatemalteca informan que hoy día al dominicano se le exige una visa de US$25.
México es puente popular hacia Estados Unidos y quienes principalmente cruzan y se llevan el gran grueso de estadísticas son centroamericanos, de manera especial guatemaltecos, hondureños y salvadoreños. El año pasado, de 155,418 mil personas devueltas por las autoridades mexicanas, 150,170 correspondían a estas tres nacionalidades.
Si se compara la cantidad de dominicanos con los centroamericanos que llegan a México para seguir su camino, la cifra es insignificante: 70,493 guatemaltecos devueltos por autoridades mexicanas en comparación a 72 dominicanos, en 2015. Y es precisamente por esta condición que en los centros de atención para indocumentados en la frontera México-Estados Unidos es casi imposible que recuerden el caso de algún criollo.
Grullón corrió con mala suerte en su camino y fue capturado horas después de cruzar Reynosa, en los terrenos de McAllen, Texas. Hoy vive en San Francisco de Macorís desde que le ocurrió esto, en el 2013. Julissa ya tiene seis años en Nueva York. Sus historias coinciden incluso en las razones por las que emprendieron este camino. La dama lo hizo cuando ya tenía más de seis meses sin trabajar.
Grullón piensa mucho más como “Balbuena”: “En Estados Unidos trabajando se hace uno de una casa, o lo que usted imagine en la mente. Yo elegí irme y hacer esa inversión, porque si usted llega recupera sus cuartos. Nueva York es el país (el estado) de la superación”. Para él, aunque sea como indocumentado, si va a trabajar, puede avanzar más que echar días de varillero, ganando RD$850 por día, con disponibilidad máxima de hacerlo tres veces a la semana.
En Estados Unidos viven 957 mil dominicanos
Estados Unidos es el país con mayor cantidad de dominicanos con 957 mil inmigrantes, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos (2012). Nueva York es el Estado con mayor concentración de compatriotas, con 455 mil, seguido de Florida, con 109 mil dominicanos (datos 2010-2014). Las personas de origen o ascendencia dominicana representan el quinto mayor grupo de hispanos en este país, según el Instituto de Políticas de Migración estadounidense. Esta misma institución indica que históricamente, la inmigración desde Dominicana ha estado dominado por las mujeres (entre 1970 y 2012 representaban el 56%). La inmigración procedente de la República Dominicana es en su mayoría legal y la forma en que logran su residencia, regularmente, es a través de la reagrupación familiar.
Este trabajo fue realizado con apoyo de la
International Women´s Media Foundation (IWMF)