Elecciones y poder político

El papel de las elecciones en un régimen democrático es fundamental, pues permite que el pueblo, de quien emanan todos los poderes, escoja periódicamente a sus representantes con la función de dirigir el Estado. Para el politólogo alemán Dieter&#823

El papel de las elecciones en un régimen democrático es fundamental, pues permite que el pueblo, de quien emanan todos los poderes, escoja periódicamente a sus representantes con la función de dirigir el Estado. Para el politólogo alemán Dieter Nohlen “hay democracia cuando los detentadores del poder son elegidos popularmente en una lucha abierta y libre por el poder”. Al mismo tiempo, los comicios se constituyen en “la fuente de legitimación tanto del sistema político, como de sus líderes o dirigentes” y en el mecanismo por excelencia de participación política de los ciudadanos.

Por lo tanto, al analizar este aspecto relevante del sistema democrático, más que si una fuerza política alcanza una alta o baja participación en la estructura del Estado, lo importante es determinar la legitimidad en el origen de ese poder. Es decir, si el poder, mucho o poco, fue otorgado por el soberano –el pueblo- en unas elecciones libres y competitivas. Otro tema fundamental lo constituye la manera en que este poder será ejercido; pues se podrán tomar en cuenta o no, los límites que establecen la Constitución y las leyes. No cuánto poder, sino la legitimidad de origen y la legitimidad en su desempeño, se constituyen en las claves del poder político en una democracia.

Las elecciones recién transcurridas permitieron que el PLD ampliara su poder al ganar la Presidencia de la República y alcanzara una amplia mayoría de representantes a nivel del Congreso Nacional y de los gobiernos municipales. Esta no sería la primera ocasión en que en un periodo constitucional se tiene tal nivel de control político de los poderes del Estado. Ya pasó en el 2000 con el gobierno del PRD y en el 2008 con el propio PLD. Sin embargo, la ciudadanía aún espera que el poder sea puesto a su servicio. Por lo tanto, la actual podría ser la primera ocasión en que tal cúmulo de poder se ejerza de manera distinta, es decir, apegado al Estado de derecho. ¡Es ahí el gran reto!

La legitimidad en la función de tal nivel de poder alcanzado por el partido oficial, solo será posible si se tiene como centro el fortalecimiento de la institucionalidad política y el desarrollo social y económico del país. El poder acumulado, debe ponerse al servicio de aquellos programas y proyectos que contribuyan a afianzar la democracia y a mejorar la calidad de vida de la gente.
Ya lo dijo uno de los principales funcionarios del gobierno: “El PLD usará el poder para el bien del país y no para avasallar”. Tomémosle la palabra.

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