Un enfoque más realista

En el ojo del huracán ha estado en los últimos días un controversial reglamento elaborado por el Ministerio de Educación en el marco de las normas del sistema educativo para la convivencia armoniosa en los centros públicos y privados que ha generado&

En el ojo del huracán ha estado en los últimos días un controversial reglamento elaborado por el Ministerio de Educación en el marco de las normas del sistema educativo para la convivencia armoniosa en los centros públicos y privados que ha generado un amplio rechazo de padres, profesores, psicólogos, orientadores y la población en general.

Estas normas aprobadas por el Consejo Nacional de Educación en el 2013, limitan la autoridad interna de escuelas y colegios para establecer medidas disciplinarias a estudiantes que cometen faltas, eliminando sanciones disuasivas y dejando como única vía el diálogo para tratar situaciones de inconductas de los alumnos, lo que sin dudas puede generar un caos en los centros educativos.
La normativa elimina la posibilidad de expulsiones decididas por la dirección del centro, incluso, en los casos graves como que los estudiantes tengan conductas agresivas, consuman estupefacientes, escapen de las clases, roben exámenes, entre otras cosas para las cuales con estas nuevas disposiciones los representantes de la institución escolar están atados de manos. Esto, sin dudas, es grave porque resta autoridad a profesores y directores y por tanto elimina la posibilidad de crear un adecuado sistema de consecuencias para un mal comportamiento. La asociación de instituciones educativas privadas, apoyada por numerosas asociaciones de padres y por la coalición por una educación digna, lógicamente, cuestiona y rechaza lo dispuesto por estas indignantes normas que desconocen la práctica del manejo de las relaciones interpersonales con los alumnos de una escuela o colegio, toda vez que, aunque los profesores y padres siempre desean un ambiente armonioso y un buen trato afectivo con los estudiantes, nadie quiere un caldo de cultivo para la creación de pichones de delincuentes por no recibir sanciones ejemplares cuando cometen faltas y por ende tener distorsiones en el entendimiento de que toda acción tiene efectos proporcionales.

Aunque quizás las intenciones del Ministerio sean buenas y se fundamenten en presuntas prácticas pedagógicas correctas, es urgente un enfoque más realista de lo que esto podría acarrear y no únicamente fundamentado en hipótesis que no han sido probadas en nuestro país. Además, es importante que esta institución sea más abierta a escuchar las opiniones de quienes están día a día trabajando con los alumnos y que respete lo acordado en este sentido por el pacto nacional de la reforma educativa, puesto que resulta una gran paradoja que mientras teorizan sobre la importancia del diálogo hayan hecho absoluto silencio ante las quejas expresadas.

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