Estadio de la sociedad de paso

La insoportable epidemia de asesinatos pasionales que ya avergüenza a toda la sociedad es un estadio que pasará como pasan los malos tiempos.

La insoportable epidemia de asesinatos pasionales que ya avergüenza a toda la sociedad es un estadio que pasará como pasan los malos tiempos.No valdrán los empeños de los teóricos ni millones de seminarios o crónicas rojas mediáticas para detener tan dolorosa pesadilla que duele en lo más profundo del alma. Se podrá aligerar el camino, el tránsito hacia la extirpación de tan pesarosa ola de dolor y de sangre que tienen su mejor explicación en la base social que les engendró y dio origen con los desatinos de una cúpula política y económica que se ocupó de todo, menos del futuro.

En una nación en la que ha costado más invertir en tinta o en palabras para proclamar un cuatro por ciento para la educación sin que ni siquiera ese problema de forma haya logrado una reacción sincera de los dueños del escenario dominante para ponerle atención eficaz a la problemática de ese sector, nos pone a todos contra la pared de la indefensión frente a oleadas sistémicas que nos hieren y que matan, ya sea con los ya habituales crímenes de pasión o el creciente estado de inseguridad ciudadana con unos delincuentes más crueles y salvajes cada día que acorralan y asedian a una población entera merecedora de mejor suerte y más medidas reales para resguardarnos a quienes creemos en el trabajo y en la decencia para echar al frente la nación que es y debe ser un esfuerzo colectivo con miras al porvenir.

Lo ocurrido en Bonao y la rápida intervención de las autoridades con sus repetitivos despliegues y aparatajes son simples relumbrones que no tendrán ninguna solución duradera sin la integración efectiva y confiable de la población.

 Las soluciones a todos estos problemas no podrán ser logradas por mecías ni por unos representantes del Estado que creen mas en sus salarios y beneficios colaterales que en sus reales compromisos con los principios de servir a la sociedad desde sus puestos que en verdad no son regalos o pagas de partidos o grupos para que ceben sus arcas, sino puestos de trabajo y de esfuerzos encaminados a devolver al pueblo lo que en las urnas éste les ha otorgado.

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