Fin de la Cuaresma y Semana Santa

INTRODUCCIÓNLa presente entrega puede considerarse como una continuación de las dos anteriores, que recogieron un estudio sobre las cuatro primeras semanas de la Cuaresma, en la Liturgia de las Horas de la Iglesia, trabajo que titulé…

INTRODUCCIÓN

La presente entrega puede considerarse como una continuación de las dos anteriores, que recogieron un estudio sobre las cuatro primeras semanas de la Cuaresma, en la Liturgia de las Horas de la Iglesia, trabajo que titulé “Temas bíblicos y de vida diaria en Cuaresma”.

Es interesante constatar cómo los textos de la quinta y última semana de Cuaresma y los de la Semana Santa, tanto en los textos bíblicos de la misa como los de la Liturgia de las Horas, están explícitamente centrados en Jesucristo perseguido, criticado, calumniado y sufriente por amor a la humanidad y por su salvación temporal y eterna. Además, es también interesante constatar cómo los textos bíblicos de Laudes, tercia, sexta, nona y vísperas son los mismos en ambas semanas.

7.  Para esos dos lunes

7.1 Jesucristo es el Cordero Manso, Laudes, Profeta Jeremías 11, 19 -20
“Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber los planes homicidas que contra mí planeaban: «¡Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!». Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!”.

7.2 Jesucristo quiere la vida del pecador, Tercia, Profeta Ezequiel, 33, 10b- 11a
“Nuestros crímenes  y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y  nos estamos consumiendo a causa de ellos. ¿Cómo podremos vivir?». “Por mi vida –dice el Señor-, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado cambie de conducta y viva”.

7.3 Jesucristo intercede en nuestro favor, Sexta, Jeremías 18, 20b
“¿Acuérdate de cómo estuve en tu presencia, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo”.

7.4  Jesucristo ama eternamente
Nona, Jeremías 31, 2, 3b-4a
“Así dice el Señor: “Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de la espada: va a su descanso. Con amor eterno te he amado, por eso prologué mi misericordia. Volveré a construirte y serás reconstruida, Virgen de Israel”.

7.5  Jesucristo murió por nosotros pecadores, Vísperas, Carta a los Romanos 5, 8-9

“Dios nos demuestra el amor que nos tiene en el hecho de que, siendo todavía pecadores, murió Cristo por nosotros. Así que con mayor razón, ahora que hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él de la cólera divina”.

8. Para esos dos martes

8.1 Jesucristo será llorado, Laudes, Zacarías 12, 10-11a

“Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración;  me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto en  Jerusalén”.

8.2 Jesucristo y el mensaje de la cruz, Tercia, Primera Carta a los Corintios 1, 18-19

“El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición;  pero para los que están en vías de salvación es fuerza de Dios.  Dice la Escritura: “Destruiré la sabiduría de los sabios y frustraré la sagacidad de los sagaces”.
8.3 Jesucristo crucificado es fuerza y sabiduría de Dios  Sexta, Primera Carta a los Corintio,s 1, 22-24

Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría.  Pero nosotros, predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, pero para los llamados a Cristo, -judíos o griegos-: fuerza de Dios y sabiduría de Dios”.

8.4 Jesucristo se presenta como tonto y débil, Nona, Primera Carta a los Corintios 1, 25. 27a

“Lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.  Lo necio del mundo lo ha escogido Dios para confundir a los sabios”.

8.5 Por Jesucristo somos sabiduría, justicia, santificación y redención,  Vísperas  1 Co, 27b-30

Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder.  Aún más: ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él ustedes son en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención”.

9. Para esos dos miércoles

9.1 Jesucristo es el siervo sufriente, que confía en Dios Laudes, Profeta Isaías 50, 5-7

“El Señor abrió el oído:  yo no me resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían. El Señor me ayuda: por eso no sentía los ultrajes; por  eso  endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado”.

9.2 Jesucristo pagó el precio de nuestro rescate, Tercia, Primera Carta a Timoteo 2, 4-6

“Dios, nuestro Salvador,  quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad.  Porque hay un solo Dios, y único  es el  mediador entre Dios y los hombres,  Cristo Jesús,  hombre también él, el cual se entregó a sí mismo como precio de rescate por todos.  Éste es el testimonio que nos ha dado Dios a su tiempo”.

9.3 Jesucristo no buscó su complacencia,  Sexta, Carta a los Romanos 15, 3
“Cristo no buscó su propia complacencia, según está escrito: “Sobre mí cayeron los ultrajes de quienes te ultrajaron”.

9.4 Jesucristo se ofreció una sola vez para salvarnos,  Nona, Carta a los Hebreos, 9-28

“Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de las multitudes, aparecerá por segunda vez,  sin relación ya con el pecado,  para dar la salvación a los que lo esperan”.

9.5 Jesucristo es oblación a Dios por nosotros, Vísperas, Carta a los Efesios 4, 32-5,2

“Sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense  mutuamente como también Dios los ha perdonado en Cristo.  Sean, en una palabra, imitadores de  Dios, como hijos amados que son.   Y vivan en el amor a ejemplo de Cristo, que los amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia”.

10. Para esos dos jueves

10.1 Jesucristo es coronado por sus padecimientos, Laudes, Carta a los Hebreos 2, 9b-10

“Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte.  Así por amorosa dignación de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos.  Pues como quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas, llevar un gran número de hijos a la Gloria, convenía ciertamente que perfeccionara por medio del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación”.

10.2 Jesucristo es Sumo Sacerdote compasivo, Tercia, Carta a los Hebreos 4, 14-15

“Teniendo, un sumo sacerdote que penetró y está en los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengamos firme la fe que profesamos. No tenemos un sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades,  al contrario, él mismo pasó por todas las pruebas a semejanza nuestra fuera del  pecado”.

10.3 Jesucristo y sus características como Sumo Sacerdote, Sexta,  Carta a los Hebreos 7, 26-27

“Tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha, excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los cielos.  No tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día, primero por los pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo nuestro Señor Jesucristo una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo”.

10.4 Jesucristo entró al Santuario por su propia sangre,  Nona, Carta a los Hebreos 9, 11-12

“Cristo  se presentó como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de una tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna”.

 10.5 Jesucristo es, al mismo tiempo, sacerdote y ofrenda Vísperas, Carta a los Hebreos, 13, 12-15

“Jesús, para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de la puerta. Así pues, salgamos donde él fuera del campamento, cargando con su oprobio que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro. Ofrezcamos sin cesar, por medio de él, a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que celebran su nombre”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que en mi entrega sobre  los textos bíblicos y su relación explícita con Jesucristo de la Quinta Semana de Cuaresma y de la Semana Santa de la Liturgia de las Horas, publiqué en primer lugar sólo los correspondientes a los días lunes, martes, miércoles y jueves, dejando para una publicación posterior los del viernes y sábado.

DOY FE,  en Santiago de los Caballeros, a los  once (11) días del mes de  abril del año del Señor dos mil catorce (2014). l

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