A pesar de los miles de millones de pesos recibidos, provenientes de las empresas capitalizadas, el Fonper se olvidó de comunidades pobres, sobre todo del Sur.
Villa Duarte y Barahona tienen en común que albergan en sus territorios a Molinos Dominicanos y el Ingenio Barahona, dos de las empresas de la antigua Corporación Dominicana de Empresas Estatales (Corde), y cuyas comunidades vulnerables no han sido tocadas por los recursos millonarios que aportan al Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas (Fonper).
Cuando en el 2011 asumió la dirección del Fonper, José Augusto Izquierdo reveló que las empresas capitalizadas habían devuelto al Estado más de 13 mil 300 millones de pesos, y que 6 mil 300 millones ingresaron por vía del Fonper, es decir, del fondo patrimonial.
Incluso, señaló que los recursos que el Fonper recibe de Molinos del Ozama, La Tabacalera, EGE Haina y EGE Itabo los reinvierte “en obras de beneficio colectivo, en todo el territorio nacional”.
Cero obras
A pesar de las cientos de necesidades que tiene el municipio de Villa Duarte, donde opera Molinos del Ozama, sus comunitarios y dirigentes sociales aseguran que el Fonper “nunca ha clavado un clavo aquí”.
Para ellos la palabra “Fonper” le suena rara, por no decir desconocida, y grande es la sorpresa cuando se le informa que el Fondo tiene por misión principal invertir en sus comunidades los recursos generados por la participación estatal en las empresas capitalizadas.
Deyanira García, residente en Los Mameyes, Villa Duarte, desde que nació hace 65 años, dijo nunca haber oído hablar del Fonper, a pesar de que es conocida por su activismo comunitario.
Y lo mismo dijo a elCaribe Francisco Quezada, comerciante de Barahona, quien afirmó que lo poco que se ha hecho por las comunidades bateyeras es gracias al Consorcio Azucarero Central, administrador del Ingenio Barahona, y no por el Fondo.
Ambos criticaron que las pasadas gestiones del Fonper, sobre todo la de Izquierdo, se olvidaran de sus respectivas comunidades.
En Los Mina, Pidoca y San Cristóbal se quejan
Aunque Pinturas Dominicanas y la Textil de Los Mina, así como la Fábrica de Vidrios, en San Cristóbal, estaban cerradas cuando la capitalización, los munícipes de esas comunidades afirman que todo cambió después de la privatización.
El poeta Pablo Celso Sánchez, de Pidoca, cree que los beneficios del Fondo deben reflejarse en el barrio, “pues esto nació fruto de lo que era una gran empresa de Corde”, señala, “Sin la fábrica el barrio se cayó”.
