Genialidad de Álex Rodríguez

Pocas situaciones en la vida son casuales. En su amplia mayoría, son causales. Obedecen a una razón de ser, a un motivo.

Pocas situaciones en la vida son casuales. En su amplia mayoría, son causales. Obedecen a una razón de ser, a un motivo. Y cuando se habla de personas con una inteligencia superior al promedio como es el caso de Álex Rodríguez, mucho mayor es la motivación para usar la inferencia que sirve de introito a esta entrega.

Álex no es ningún párvulo. Cuando hace o dice algo, hay un gran cálculo de por medio, así que cuando la pasada semana adelantó que pensaba marcharse en 2017, contrario a lo que se puede pensar de que fue un error de su parte, creo que lo hizo con la intención de medir el impacto de sus declaraciones y ver si desde ahora le piden que se abrace a la prudencia y al menos considere jugar un año más.

Rodríguez se lo reveló a un reportero de una gran cadena como Espn. El simple hecho de hablar de retiro cuando aún tiene dos años de contrato mueve los cimientos de la industria. No me parece que perdió nada al decirlo y mucho menos cuando el argumento esgrimido fue pasar más tiempo con sus hijas.

El hoy designado de los Yanquis debe ser motivo de estudio porque rápidamente, cuidado si es un tiempo récord, ha reconstruido su figura. En 2014 tenía fragancia de villano, llámese Wilson Fisk o el mismo Lex Luthor, entre otros.

Desde la pasada temporada hasta la fecha es querido como nadie se lo imaginaba. Ha escalado a los altos niveles que una vez perdió con una estrategia que el mismo Francis Underwood le sacaría copia para la venidera temporada de “House of Cards”.

Si continúa produciendo, que pueda dar 25-30 jonrones, estoy seguro que junto a los Yanquis negociará un año más de contrato, un pacto parecido al de David Ortiz que sea automático tras un determinado número de apariciones porque así demuestra que está en condiciones de seguir jugando.

De esta manera tendrá la oportunidad de ir tras la caza del récord de los 762 cuadrangulares en poder de Barry Bonds.

Esa sería una gran historia: Álex, de suspendido a terminar como el rey de los cuadrangulares totalmente limpio. Y con la franela que más pesa en las Grandes Ligas.

Un señor negocio. 

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