Los más doctos analistas del boxeo, por consenso, afirman que Wilfredo -La Bazooka- Gómez ha sido uno de los grandes del pugilismo mundial.
Además, ha sido el más capacitado boxeador (profesional) de Puerto Rico. Es algo que nadie debe dudar.
Félix “Tito” Trinidad, Samuel Serrano, Edwin -El Chapo- Rosario, John Molina, Miguel Cotto, Alfredo “El Salsero” Escalera, Héctor -Macho- Camacho, Iván Calderón, entre otros estelares peleadores boricuas, no deben parangonarse con Wilfredo Gómez. Desde el mismo momento que atrapó el cinturón súper gallo, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB), se inscribió en la élite del boxeo de todo el orbe.
Ese acontecimiento se registró el 21 de mayo de 1977 tras noquear en 12avo asalto al coreano Dong-Kyum Yum. El estimado colega Chon Romero, en un amplio trabajo que publicó en la desaparecida revista Guantes, que era editada en Nueva York, resalta la grandeza de Gómez. Como este servidor, lo sindica como el mejor pugilista (de todos los tiempos) nacido en la Isla del Encanto.
Los grandes también caen
Como lo he escrito en innúmeras ocasiones, en el deporte los grandes también sufren terribles derrotas. Pierden, pero siguen siendo inmensos. Hay ejemplos por “montones”: Muhammad Alí, Sugar Ray Robinson, Marvin Hagler, Sugar Ray Leonard, Roberto Durán, Wilfredo Benítez, Eusebio Pedroza, Jack Dempsey, Jack Lamotta, Joe Frazier y Floyd Patterson.
Los citados sufrieron sentidas derrotas, pero esos fracasos no los aislaron del camino que marca a los grandes del boxeo mundial.
Gómez, después de enseñar capacidad en sus primeras 33 peleas -32 ganadas por nocaut-, decidió invadir la categoría pluma.
Y retó al sensacional púgil mexicano Salvador Sánchez, quien había conquistado esa corona al vencer dos veces corridas a Danny -Coloradito- López.
El 21 de agosto de 1981 en Las Vegas, Nevada, Gómez vio frustrada su aspiración de ser monarca pluma. Sánchez lo noqueó en el octavo round. Así son los grandes. ¡También pierden!
