El tradicional alimento matutino, además de ser rico es una sana costumbre. Sus nutrientes ayudan a evitar algunas enfermedades. Mientras que los nutricionistas insisten en recomendar el consumo de productos lácteos desnatados o con reducido contenido en grasa, durante los últimos años, otros profesionales de la salud, revalorizan la ingesta de la grasa láctea, basados en numerosas investigaciones que indican un creciente interés en los lípidos lácteos como fuente de ingredientes bioactivos y funcionales que aportan innumerables beneficios a la salud y la prevención de enfermedades crónicas.
La Federeación Panamericana de la Leche, a través de su camapana “Si a la leche”, sostiene que hay que destacar la reconocida actividad del ácido linoleico conjugado (CLA), componente que ejerce un efecto potencialmente beneficioso a la salud, En la actualidad, las recomendaciones dietéticas reconocen que la leche y los productos lácteos son una excelente fuente de nutrientes esenciales (calcio, potasio, magnesio, zinc, riboflavina, vitamina A, folato, vitamina D y proteínas de elevada calidad nutricional), así como un vehículo ideal de componentes bioactivos que pueden aportar beneficios para la salud humana. Hay que recordar que la leche no solo es buena para los niños. Gracias a sus nutrientes esta es capaz de prevenir diversas de enfermedades y reforzar la buena salud de chicos y grandes.
