La guardia en la calle

La semana pasada la fiscal del Distrito expresó sus dudas sobre la pertinencia de lanzar militares a las calles frente a la delincuencia desenfrenada que sufren los dominicanos. El uso de los hombres de cuarteles en la preservación del orden y la…

La semana pasada la fiscal del Distrito expresó sus dudas sobre la pertinencia de lanzar militares a las calles frente a la delincuencia desenfrenada que sufren los dominicanos. El uso de los hombres de cuarteles en la preservación del orden y la seguridad ciudadana en situaciones normales siempre ha sido objeto de debates.

Aún quienes tienen entre sus responsabilidades garantizar la seguridad, difícilmente se alcance cierta uniformidad de criterios. Dos puntos de vista se confrontan. Los militares están para salvaguardar la soberanía de la República y los Estados suelen recurrir a ellos en situaciones de extrema gravedad. Quienes abonan ese enfoque entienden que las tareas rutinarias de los guardias están muy apartadas de los lugares comunes que suscita la vida ciudadana. Otro criterio tiende a cobrar fuerza, y es que el rol tradicional de los militares como defensores de la soberanía y garantes de la seguridad ha evolucionado a tono con los tiempos modernos. El enemigo, que en materia de seguridad se visualizaba como el comunismo,  ha dejado de serlo con el fin de la guerra fría y la globalización de los mercados. La criminalidad y su expresión más específica, el narcotráfico, es la principal amenaza a la paz interior en la generalidad de las naciones. Y las tareas de los guardias incluyen ahora la persecución del narcotráfico como una amenaza a la paz general.

Ante ese panorama, el entrenamiento en la persecución del crimen organizado adquiere otras características y supone un papel a las Fuerzas Armadas y a los organismos de seguridad que les son afines.

En el caso particular de los dominicanos, la presencia militar en las calles evoca siempre la conflictividad social con matices de violencia y es probable que infunda temores. Hay quienes dirán que es el costo de la percepción de seguridad que la guardia genera en la calle.

El dato es que según el ministro Pared Pérez la criminalidad ha bajado en un 50% después que sus hombres están patrullando. En medio del imperio del crimen en el país, no nos queda más alternativa que celebrar ese anuncio.

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