Hacer lo que nunca se ha hecho

El pasado viernes, el precio del barril de petróleo West Texas Intermediate (WTI) cerró en US$66.15, reflejando una caída de 33% con relación al precio promedio del año 2013.

El pasado viernes, el precio del barril de petróleo West Texas Intermediate (WTI) cerró en US$66.15, reflejando una caída de 33% con relación al precio promedio del año 2013. Muchos piensan que esta baja no será efímera, ya que la misma es producto de 1) la debilidad de la demanda mundial producto del menor crecimiento en China e India; 2) un aumento de la oferta debido a la mayor producción de petróleo en Estados Unidos provocada por el uso de la tecnología del fraccionamiento; y 3) la decisión de Arabia Saudita, principalmente, de apoyar con el mantenimiento de su producción lo que para algunos constituye el nuevo nivel normal del precio del petróleo, desincentivando de esa manera el desarrollo de la producción de combustibles alternativos, específicamente, el “shale gas” o gas de esquisto. Lo que sí es cierto es que tradicionalmente la mayoría de los pronósticos que se han hecho sobre las perspectivas de los precios del petróleo generalmente han fallado debido al surgimiento de acontecimientos de todo tipo que provocan el colapso de las previsiones.

La República Dominicana es uno de los países de la región más sensibles a las fluctuaciones de los precios del petróleo debido a la elevada participación que tienen los derivados del petróleo en la matriz de generación de electricidad. En lo que va del 2014, los derivados del petróleo tienen una participación de 44.4% en la matriz de generación de electricidad. El Presupuesto General del Estado del 2015 se elaboró bajo el supuesto de un precio de US$92.10 el barril de petróleo WTI, un 6% por debajo del precio que se utilizó como base para el Presupuesto del 2014. El precio actual de US$66.15 es 28% más bajo que el asumido en el Presupuesto del 2015.

Visto lo anterior, y reconociendo la enorme carga que para el Gobierno dominicano representan las transferencias corrientes y capital que tiene que realizar par cubrir el déficit del sector eléctrico y posibilitar inversiones tanto en la generación de bajo costo como en la mejora en el segmento de la distribución de electricidad, ¿no sería beneficioso para la economía en general y para las finanzas públicas en particular el poder fijar un precio de compra para los derivados del petróleo que importa el país que asegure el ahorro considerable que está representado por el precio actual en el mercado spot (US$66.15) y el plasmado en el Presupuesto del 2015 (US$92.10)?

Esto puede hacerse a través de una simple operación de “hedging” o cobertura de combustibles, que le asegure al país poder beneficiarse del precio actual pagando una prima de seguro o de cobertura, pero que al mismo tiempo, permita al país beneficiarse de un ahorro todavía mayor en el caso de que los precios continúen bajando.

A los precios actuales del barril del petróleo, el ahorro en la compra con relación al precio plasmado en el Presupuesto del 2015 sería de US$790 millones. ¿Hace sentido asegurar por lo menos ese ahorro para el 2015? Pienso que sí. Alguien podría decir que no conviene hacer la operación de cobertura pues los precios van a seguir bajando y entonces estaríamos amarrados al precio de US$66.15 por barril de petróleo WTI. Ese planteamiento es totalmente incorrecto pues la cobertura que se contrate no impediría que el país pueda beneficiarse de las bajas adicionales en el precio. Lo que la cobertura hace es asegurarle al país un precio tope, por el período y la cantidad asegurada, en caso de que se produzcan situaciones desfavorables que lleven el precio del petróleo por encima del precio asegurado.

Otros podrían argumentar que no vale la pena pagar una prima de seguro o cobertura, pues los precios van a seguir bajando y por tanto, no se justifica pagar esa prima. En otras palabras, estaríamos incurriendo en el costo de pagar una prima de seguro a pesar de estar 100% seguros de que los precios van a seguir bajando. Recuerdo que eso mismo argumentaron algunos funcionarios del Gobierno dominicano en diciembre del 2008 cuando propusimos hacer una operación de hedging en momentos en que el precio del barril del petróleo en el mercado spot había caído a cerca de US$30 dólares. El 23 de diciembre del 2008, por ejemplo, el precio spot cerró en US$30.28. Se indicó que no tenía sentido pagar esa prima pues el precio bajaría a cerca de US$15.

Lamentablemente, esos pronósticos no se verificaron y el precio a finales de octubre había aumentado a cerca de US$80 el barril. Perdimos una gran oportunidad en aquella ocasión debido al enorme déficit de sentido común que exhibieron los funcionarios del área financiera del Gobierno dominicano. México, como país exportador de petróleo, hizo una operación de hedging o cobertura a la inversa: aseguró un piso al precio de exportación, de manera tal que cuando el precio se desplomó, el Gobierno mexicano, al haber asegurado un precio mínimo, recibió un beneficio cercano a US$8,000 millones. Agustín Carstens, el entonces Ministro de Hacienda de México, fue considerado un genio, cuando en realidad lo único que hizo fue abrazarse al menos común de los sentidos en nuestro país: el sentido común.

Algunos finalmente podrían argumentar que esta operación de cobertura de combustibles no es conveniente pues esto es un invento, algo que nunca se ha hecho en el país. Es cierto, en materia de derivados de petróleo es algo que nunca se ha hecho en el país. Consideramos, sin embargo, que en algún momento deberíamos incursionar en este tipo de operaciones, haciendo algo que nunca se ha hecho aquí, pero que en la mayoría de los países sensatos y civilizados del mundo se hace de manera rutinaria.

Si el Gobierno dominicano tuviese interés de hacer una operación de cobertura de combustibles, el proceso debería hacerse con la mayor transparencia posible, invitando a los principales bancos de inversión del mundo a presentar propuestas al Ministerio de Hacienda, a fin de que los mismos compitan agresivamente, asegurándole al país que la prima del seguro o la cobertura a pagar será la más competitiva posible. Sería necesario también que el Ministerio de Hacienda convoque a una rueda de prensa para explicar en detalle cómo funcionan las coberturas de activos y “commodities”. Trimestralmente, el Ministerio entregaría un informe a la opinión pública explicando el resultado de la operación. Nadie debería sentirse triste o fracasado si luego de haber contratado la cobertura de combustibles a US$66.15 el barril de petróleo WTI, el precio se estabiliza durante 12 meses en la vecindad de US$50.00. República Dominicana se beneficiaría comprando petróleo a US$50.00, pero a diferencia del 2008-2009, dormiría tranquila durante 12 meses pues si por alguna razón el precio se disloca y sobrepasa US$66.15, el país recibiría un pago por concepto de la cobertura contratada, lo que en la práctica garantizaría que las cantidades aseguradas terminarían pagándose a US$66.15.

Ojalá que el Presidente Danilo Medina, quien durante la campaña electoral tuvo como uno de sus lemas, hacer lo que nunca se ha hecho, incorpore este tipo de operaciones al conjunto de acciones y obras que nunca se habían hecho en el país y ha estado realizando en su administración. 

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