Hamlet Hermann

La muerte del ingeniero Hamlet Hermann Pérez nos sobrecogió. Una muerte súbita siempre provoca ese sentimiento, pero este hombre era de esos seres en quienes la vitalidad parece una orla permanente. Erguido, firme, vivaz, como si nunca fuera a…

La muerte del ingeniero Hamlet Hermann Pérez nos sobrecogió. Una muerte súbita siempre provoca ese sentimiento, pero este hombre era de esos seres en quienes la vitalidad parece una orla permanente. Erguido, firme, vivaz, como si nunca fuera a desfallecer. Irradiaba esa imagen con un entusiasmo envolvente, lleno siempre de buen humor, sonrisa cálida y franca.

Ese Hamlet fue el mismo que se embarcó en una aventura que no podía ser más revolucionaria. Junto a un puñado de hombres liderados por Francisco Alberto Caamaño Deñó desembarcó en la playa Caracoles, en Azua, en 1973, persuadido de que por la vía de las armas sentarían las bases para terminar con el gobierno de Joaquín Balaguer, que era la expresión de un continuismo opresivo, que no respetaba las libertades ni el ejercicio de la voluntad popular, impuesto por las tropas norteamericanas desde 1966.

Fue la opción escogida en una historia de lucha por los principios en que afirmó su vida desde la juventud, cuando se enroló en el Movimiento Revolucionario contra los remanentes del trujillismo y contra la oligarquía. Luego, en la defensa de la institucionalidad y posteriormente de la soberanía nacional durante la Revolución de 1965.

Académico. Igual jugó el papel que le correspondió, lo mismo cuando el presidente Leonel Fernández puso en sus manos la creación de una autoridad para organizar el transporte. La rectitud y la corrección que pregonaba fueron impuestas en ese cuerpo que hoy conocemos como Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet).

Escritor. No solamente fue un protagonista de la historia reciente de la República. Con honestidad intelectual trató con mucho esfuerzo de reconstruirla, para que las nuevas generaciones conocieran de primera mano las causas y circunstancias que envolvieron la guerrilla de Caamaño.

Un ser inflexible en los principios, trabajador, profundamente preocupado por la ciudad, el entorno donde vivía y por toda la República Dominicana.

En la hora de su partida, nuestro pesar a su esposa Ana María Pellerano, y a sus hijos Robert, Hamlet, Rita Amelia y Sara Dilia Hermann Morera; así como a Freddy Alejandro, María Milagros y Milagros María Hermann Cartagena y los demás familiares y amigos.

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