Hay que hacer más

Conversaciones con técnicos del Estado que están en las calles levantando información en los barrios improvisados en terrenos públicos nos hablan sobre las dramáticas condiciones en que viven las personas. Muchachos que crecieron…

Conversaciones con técnicos del Estado que están en las calles levantando información en los barrios improvisados en terrenos públicos nos hablan sobre las dramáticas condiciones en que viven las personas.

Muchachos que crecieron en la clase media baja, cuando entran en contacto con esa cruda realidad, por momentos se sienten a punto de desplomarse o terminan llorando sin que sus interlocutores entiendan porqué.

Y es que cuando se habla de pobreza extrema no se tiene una idea exacta de lo que es eso. Personas que sobreviven bajo un techo construido con viejas hojalatas o cualquier desecho. Si llueve se moja todo y normalmente padecen un sofocante calor. “Viviendas inviables”, todos juntos, para realizar todas las necesidades.

En esos hogares, a la 12:00 del día, muchas veces no se sabe con propiedad qué se va a comer ni a qué hora. Depende de lo que traiga la madre o el padre que han salido a buscársela, o uno de los hermanitos que ya conoce el trajinar de las calles.

Son cuadros de los arrabales urbanos en los que no se conoce la palabra servicio y viven penosamente de algunos de los programas de solidaridad pública o de lo que aparezca. Y pensar  que no menos de 16 de cada cien dominicanos se encuentran en esas condiciones.

Las anteriores son impresiones que han compartido algunos de los jóvenes que trabajan en los levantamientos que hace el gobierno en el Gran Santo Domingo para dotar de títulos de propiedad a ciudadanos que ocupan un terreno del Estado.

Los encuentros los han convencido de la necesidad inevitable de cambiar las vidas de esas personas. Están persuadidos de que no basta con que se les dé un título de propiedad. Hay que hacer algo más. l

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