Hitos del bolero dominicano: Una visión apasionada (6)

El bolero dominicanode 1930 a 1960(continuación)Luis Kalaff (1916-2010)La canción ‘Aunque me cueste la vida’, perpetuada en las voces de Alberto Beltrán y de Pedro Infante, fue…

El bolero dominicano
de 1930 a 1960
(continuación)

Luis Kalaff (1916-2010)
La canción ‘Aunque me cueste la vida’, perpetuada en las voces de Alberto Beltrán y de Pedro Infante, fue sin ninguna duda el mayor éxito de Luis Kalaff:
“Aunque  me cueste la vida /sigo buscando tu amor. /Te sigo amando, voy preguntando /dónde poderte encontrar. /Aunque  vayas donde vayas /al  fin del mundo me iré /para entregarte mi cariñito /porque nací para ti”.

Hijo de un emigrante árabe, Kalaff nació en Pimentel, provincia Duarte. Recibió las primeras, y acaso únicas, lecciones de música cuando era muy joven, del profesor  Santos Palín.  Desarrolló su carrera como  autodidacta. Formó parte, junto a Bienvenido Brens y Pablo Molina, del trío Los Alegres Dominicanos.
Compuso cientos de obras, entre mangulinas, merengues y boleros. Suyo es el célebre  merengue ‘La empalizá’, que se convirtió en un éxito en México  en las voces de Los Tres Diamantes.

Boleros de Kalaff son, además: ‘Cuando vuelvas conmigo’ (popularizada en la voz del cubano Celio González), ‘Amor sin esperanzas’, ‘Mi gloria’ (interpretada por Pedro Vargas) y ‘Acuérdate de mí’.

La relación de los artistas  internacionales que grabaron su música es muy extensa: Libertad Lamarque,  Oscar de León, Johnny Albino y el Trío San Juan, La Lupe, Daniel Santos, Blanca Rosa Gil,  la Sonora Matancera, Rolando Laserie, Félix Chapotín y Miguelito Cuní. En el país, las canciones de este compositor alcanzaron un lugar preeminente en las voces de Lope Balaguer, Fausto Rey, Elenita Santos, Armando Recio, Rafael Colón y Nicolás Casimiro.

La obra de Luis Kalaff expresa los reclamos de aflicciones y sentimientos humildes, sencillos (que una vez nombramos como ‘pre-urbanos’), con frases plagadas de tópicos y de castos diminutivos. El hilo melódico esbozado por él resulta, asimismo, de una afable belleza, con hechura fácil y sin complicaciones.

Tony Vicioso (1917-1955)

El poeta Tony Vicioso es una ‘rara avis’ en el panorama de la música popular dominicana. Nadie lo describe mejor que su hija,  la poeta Scherezada (Chiqui) Vicioso: “Poeta y bohemio, escritor y dibujante, compositor con voz de crooner y largura de palabras  tristes,  músico  renacentista que tocaba el piano,  el contrabajo, el ukelele y el armonium. Escribe crónicas  novedosas, poemas de corte  moderno, relatos  interesantes”.

Junto a Blas Carrasco y al arquitecto Amable Frómeta Pereyra (hermano de Billo Frómeta) constituyó un trío de vanguardia en el decenio  de los 50. La obra  musical de Vicioso es amplia  y novedosa. De él se conocen decenas  de canciones, estructuradas con originalidad armónica sin par, influida  por los giros del blues y del fox-trot, y con  una valiosísima aportación lírica.

Su canción ‘Hiéreme otra vez’ es una hazaña, todavía no superada, en el panorama  de la música popular  dominicana (el pianista y compositor Nelson Lugo la armonizó de manera insólita, en una suerte de deconstrucción basada en acordes de cuartas que fluyen en movimiento cromático descendente):
“Hiéreme otra vez /con tu cruel indiferencia. /Vuélveme a decir /que es mentira mi cariño. /Vuélveme a olvidar, /me hacen falta tus desdenes. /Yo te quiero así,  /mentirosa de mi amor. /No te importe  ya /que yo sufra por tu ausencia.
/Ni quieras saber /si me matan los recuerdos. /Gózate en herir a mi corazón, /qué te importa a ti /todo este dolor. /Hazlo de maldad: /hiéreme otra vez”.
De Tony  Vicioso se registran,  entre  otros  temas,  ‘La canción que tú inspiraste’, ‘Mi pena’, ‘Crucigrama’, ‘La canción de la espera’, ‘Nuestra canción’,  ‘Presagio’ y ‘Dime cuánto cuesta tu corazón’.

La obra de este brillante compositor y poeta,  quien falleciera  a los 38 años en un accidente de aviación, permanece como  un  patrimonio inexplorado de la música popular dominicana. Tal vez su prematura desaparición, su exilio forzoso en el interior del país, así como la destreza musical que exigían estas canciones, impidieron que  la obra  de Vicioso  alcanzara la divulgación que su incuestionable excelencia merecía.

Bienvenido Brens (1925-2007)

Nacido en Pimentel,  provincia Duarte,  Bienvenido  Brens fue un fecundo compositor de mambos, sones, tamboreras, criollas, plenas, guarachas, merengues, mediatunas,  mangulinas,  danzas, danzones y boleros. Formó parte del Trío Los Alegres Dominicanos,  junto a Luis Kalaff y a Pablo Molina.
Johnny  Albino  y el Trío San Juan popularizaron su bolero ‘Mar de insomnio’. El Trío Los Panchos divulgó dos boleros de Brens: ‘Al retorno’ y ‘Pensando’. El mexicano Fernando Fernández graba e introduce en el cine, en 1951, el tema ‘Peregrina sin amor’. Esta canción fue luego llevada al disco por Betty Misiego, Rafael Colón, Leo Marini, Panchito Riset, el Trío Los Príncipes y Lope Balaguer:
“Pobrecita golondrina /que aventuras por los mares  del champagne y del dolor.
/Pobre  piedra peregrina /que rodando por el mundo vas detrás de un nuevo sol. /Lleva el rostro avejentado /por el peso de las noches  tenebrosas del alcohol. /Quién pudiera a ti salvarte, /avecilla trashumante, /peregrina sin amor.

Otras composiciones de Bienvenido Brens fueron interpretadas por importantes cantores  internacionales como Bobby Capó,  Marco Antonio Muñiz, José Feliciano, el Trío Los Diamantes y Carlos Pizarro. Por igual, los más destacados vocalistas nacionales grabaron las canciones de Brens: Lope Balaguer, Luchy  Vicioso, Fernando Casado, Francis Santana, Tony Curiel, Joseíto Mateo, entre muchos.

La ligazón de las palabras en la obra de Bienvenido Brens deviene franca, sencilla  y, no cabe duda,  con una candorosa eficacia:
“Cuando no haya remedio para curar tu herida. /Cuando ya estés vencida por la cruz del dolor, /entonces hallarás en mi jardín las flores del ensueño / y con el alegre trino el ruiseñor me anunciará tu dueño.

Pero es también su lenguaje musical abiertamente puro, tenue, vaporoso, con cadencias elementales, predecibles, articuladas entre armónicos mayores y menores, sin sobresaltos ni sesgos extraños.

Quizás  más que  ningún otro autor, Brens  refleja en sus melodías la humilde franqueza con que se expresaba el pueblo  llano en el país –y por qué no decirlo: en toda la Hispanoamérica–  de los años 50. De ahí su relativo éxito y  la trascendencia de estas canciones en las voces de tríos e intérpretes de indiscutible  arraigo popular.

No dejamos de advertir que el lenguaje lírico y musical de Bienvenido Brens y Luis Kalaff  (por coincidencia, compueblanos) es  parejo, similar. Habida cuenta de diferencias formales, ambos interpretaron la manera de sentir y de entender  de una población  campechana que, ávida de claridades, reclamaba de sus trovadores la cuenta y la traducción del amor en francas y pudorosas estrofas.

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