El título pudiera sugerirle un tema político, pero no es así. Es que el panorama que se observa en el país exige una urgente reflexión y un volver a la Palabra de Dios, que es luz para los pueblos.

La violencia y la delincuencia que arropan la geografía nacional demandan que vayamos al segundo libro de Crónicas capítulo 7 verso 14 que nos invita a que nos refugiemos en Dios a través de la oración.

No importa su denominación religiosa, recordemos que Él perdonó hasta a la nación pagana de Nínive cuando se humilló. La República Dominicana ha sido desde sus orígenes bendecida por Dios, con la Biblia abierta en el escudo de su bandera y así como logró su libertad antes, ahora también puede ser librada de todo mal.

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