El huracán Sandy obliga a cancelar miles de vuelos

NUEVA YORK (AP).- El huracán Sandy obligó a cancelar miles de vuelos del noreste de Estados Unidos el lunes y alteró planes de viaje en todo el mundo, varando a pasajeros desde Hong Kong hasta Europa.

NUEVA YORK (AP).– El huracán Sandy obligó a cancelar miles de vuelos del noreste de Estados Unidos el lunes y alteró planes de viaje en todo el mundo, varando a pasajeros desde Hong Kong hasta Europa.

La gigantesca tormenta amenaza con paralizar casi totalmente los recorridos aéreos durante al menos dos días en una región crucial para los vuelos nacionales e internacionales.

Grandes aerolíneas como American Airlines, JetBlue y Delta planeaban cancelar todas sus llegadas y salidas a los tres aeropuertos del área de Nueva York, el espacio aéreo más transitado en la nación. De acuerdo con el servicio de rastreo FlightAware, casi 7.500 vuelos habían sido cancelados para el domingo y el lunes.

Tanto el Aeropuerto Internacional de Filadelfia como el de Newark, un centro de operación de United Airlines, tuvieron más de 1.200 cancelaciones cada uno para los dos días.

Los retrasos se extendieron por todo Estados Unidos, afectando a viajeros en ciudades como San Francisco y Chicago, así como en Europa y Asia, donde las aerolíneas cancelaron o demoraron vuelos a Nueva York y Washington desde ciudades tan importantes como Berlín, París, Tokio y Hong Kong.

Viajeros como el empresario Alan Shrem, que intentaba regresar a su casa en Boca Raton, Florida, tras acudir a ferias comerciales en Hong Kong y Guangzhou, en China, enfrentaban largas esperas para poder subirse a un avión.

Shrem dijo que estaba «tenso» y «exasperado» tras enterarse que su vuelo de Cathay Pacific del lunes por la mañana al aeropuerto JFK en Nueva York había sido cancelado.

Se enteró que podría quedarse varado en Hong Kong casi una semana porque no había asientos disponibles sino hasta el 4 de noviembre. El personal en el mostrador de Cathay lo puso en una lista de espera para asientos que pudieran quedar vacantes antes, pero no tenía muchas esperanzas.

«No sé qué número soy; podría ser el 300. Ni siquiera le dicen a uno. Sólo dicen: Sí, es una lista de espera bastante grande», afirmó Shrem, al tiempo que alzaba sus manos molesto.

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