Santiago.-La Iglesia Católica lamentó que el afán de lucro y de amasar fortuna a costa del sufrimiento y miseria de los más débiles sea el signo de algunos sectores de la sociedad.
Dice que a pesar de la disminución del petróleo y los combustibles, esto no se refleja en los artículos de primera necesidad y el precio de los pasajes y por el contrario opera “la ley del embudo”.
Lamenta que el individualismo esté llegando a su máxima expresión de deshumanización.
Llama al Estado a no hacerse cómplice de esta acción que deja a merced de los especuladores la calidad de vida de la gente. Y pide tomar medidas rápidas para frenar la especulación.
“En las últimas 27 semanas del año 2014 el precio de los combustibles bajó sustancialmente. Podemos decir casi de forma estrepitosa.
Ahí tenemos el caso de los diferentes tipos de gasolina que disminuyeron más de 70 pesos el galón, sin embargo, la población no ha sido beneficiada en la misma proporción”, apunta en el editorial del semanario Camino.
Y agrega, que los transportistas de carga y pasajeros parecen no darse por enterados de esta nueva realidad, porque la disminución que han hecho al pasaje no se deja sentir, y algunas rutas lo dejaron como antes.
Recuerda que el precio del barril del petróleo se puso por las nubes ellos inmediatamente traspasaban a los productos esta alza, haciendo la carga más pesada a los consumidores.
“Era frecuente ver en supermercados, farmacias, tiendas, y otros establecimientos, el cambio apresurado de los precios. Esto se hizo una rutina”, indica Camino.
Lamenta que, ahora ante el desplome del mercado petrolero no encontramos esa misma actitud de asignar los nuevos precios ajustándolos a la realidad.
Camino entiende que no puede comenzar el año apadrinando malas acciones, conductas engañosas y manipuladoras cometidas por sectores que parece importarles poco el futuro del país.
Pide eliminar la ley del embudo, lo ancho para ellos, y lo estrecho para uno, debido a que así no se construye patria. Finalmente, dice que ese es el camino más peligroso para llegar al abismo social y es la expresión más fehaciente de la violencia institucionalizada que tanto daño ha hecho.
