La Isleta: un centro laboral

La Isleta es una gran escuela laboral donde, apegados a los derechos humanos, se trabaja en la reinserción social de personas que fueron privadas de su libertad por cometer algún delito.

La Isleta es una gran escuela laboral donde, apegados a los derechos humanos, se trabaja en la reinserción social de personas que fueron privadas de su libertad por cometer algún delito.

Así describe al centro penitenciario ubicado en Moca, provincia Espaillat, el coordinador de los Centros de Corrección del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria, Roberto Santana.

Desde sus inicios, este centro se concibió como un modelo que, conjuntamente con la comunidad, facilitaría la corrección y rehabilitación de personas privadas de su libertad, fomentando valores humanos y una sana convivencia entre los internos. Inaugurado el 5 de noviembre del 2009, el centro correccional tiene capacidad para 900 internos.

La Procuraduría General de la República invirtió 264 millones en el centro, considerado como el más grande de los integrados al Nuevo Modelo Penitenciario, que actualmente incluye 14 recintos.

El penal consta de 12 edificios, seis de ellos destinados a celdas. El resto, al comedor, lavandería, economato, barbería, talleres, supervisión y administración. También tiene cinco torres de vigilancia.

Ericson de Jesús Bobadilla,  director de La Isleta, dice que, al igual que en los demás recintos, allí los internos son tratados con dignidad. Explica que  disponen de una alimentación adecuada, así como de asistencia legal,  médica, sicológica y odontológica.  Cada interno cuenta con cama, sábanas, toallas, cepillos y uniformes.

En la actualidad, La Isleta cuenta con 529 internos. De éstos, 274 ya fueron condenados, mientras que 255 son preventivos.
En el penal de Moca hay 15 extranjeros y 15 reclusos reincidentes.

Como parte del proyecto, los internos del nuevo modelo realizan labores de reparación de butacas, siembra de productos agrícolas, crianza de gallinas ponedoras, elaboración de productos de panadería y de limpieza, pinturas, confección de ropas, carteras, zapatos y accesorios para damas.

Además, los internos realizan trabajos de ebanistería, alfarería, artesanía y fabricación de aparatos eléctricos.

El área de producción agrícola del centro utiliza un poco más de 25 tareas, de las cuales 6,266 metros cuadrados están sembrados  de plátanos y guineos, 6,516 de yuca y 924 metros destinados a los invernaderos.

Producción de los internos

Roberto Santana explica que las labores productivas son obligatorias en todas las cárceles del Nuevo Modelo. Dice que con dicha labor los internos pueden aportar recursos a sus familias mientras cumplen sus penas y, al mismo tiempo, se preparan para su retorno a la sociedad.

En este y otros centros se producen, desde  uniformes, hasta las sabanas y colchones que se usan en las celdas. La producción de los internos promedia un ingreso diario de 5,200 pesos en herrería, 11,850 pesos en ebanistería, 10,800 en corte y costura, y  9,600 en artesanía. Otras actividades que generan ingresos son panadería y repostería, lencería, zapatería y decoración de velones y pintura.

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