Las aspiraciones de Bosch en el discurso de Medina

El pueblo dominicano fue testigo, el pasado sábado, de un discurso extraordinario de nuestro presidente Danilo Medina, pronunciado ante la reunión conjunta de las Cámaras Legislativas con motivo de su cuarta y última rendición de cuentas correspondie

El pueblo dominicano fue testigo, el pasado sábado, de un discurso extraordinario de nuestro presidente Danilo Medina, pronunciado ante la reunión conjunta de las Cámaras Legislativas con motivo de su cuarta y última rendición de cuentas correspondiente al período constitucional 2012-2016, en su condición de Presidente de la República.

Sin duda que se trató de una pieza discursiva exquisita sobre una ejecución de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que va en la dirección de las aspiraciones democráticas de bienestar del pueblo dominicano como soñó el fundador, maestro y guía de nuestra organización política, el profesor Juan Bosch.

Si ponemos en contexto el siglo XXI, observaremos que la democracia, en términos generales, sintetiza las aspiraciones individuales y colectivas de una gran parte de los ciudadanos y ciudadanas.

En el continente americano se libraron durante siglos grandes luchas por la democracia, las cuales se agudizaron terminada la Segunda Guerra Mundial, con la irrupción de una oligarquía que se oponía al progreso. Esto derivó en la reproducción de regímenes dictatoriales y la radicalización de procesos políticos que como los de Costa Rica, Cuba, Nicaragua y la propia República Dominicana, que generaron guerras y revoluciones.

Planteamos el tema porque después del ajusticiamiento de Trujillo, se produjo en nuestro país el primer intento por establecer un modelo real de democracia, liderado por Bosch, el cual se frustró mediante el golpe de Estado de 1963, cuya consecuencia más dolorosa fue la revuelta constitucionalista de 1965, convertida en Guerra Patria a partir de la segunda ocupación estadounidense al país, el 28 de abril de ese año.

Bosch aspiraba a un modelo de gobierno democrático que quedó impregnado en su Constitución del 29 de abril de 1963, en cuyo preámbulo se proclama una Carta fundamental humana, democrática y revolucionaria. Planteaba la protección de la dignidad humana y la eliminación de los obstáculos que limitaran la igualdad y la libertad del pueblo a expresarse y participar en todo tipo de organización social, política, cultural y económica.

Consagraba el derecho de cada familia dominicana a poseer una vivienda propia, asumiendo el Estado la obligación de proporcionarla a los que no tengan recursos económicos, quienes deberán contribuir en la medida de sus ingresos. Además, en su artículo 49 prohibía la diferencia entre hijos legítimos, ilegítimos o naturales, igualándoles, en cualquier caso, y los artículos 46 y 47 daban absoluta igualdad de derechos civiles a la mujer. Por igual, proclamó la libertad sindical, la libertad de expresión y la libertad de prensa.

Estos principios constitucionales comenzaron a ser cumplidos por el gobierno de Bosch con acciones importantes para la transformación de la entonces arcaica sociedad dominicana; que durante los cien años previos, se había debatido entre dictaduras y gobiernos de corta duración debido a la anarquía política, representada por el caudillismo que imperó en el país casi desde la fundación de la República.

Después de Bosch y su siempre añorado gobierno, cuya Constitución fue sustituida por la de 1966; volvió la ingobernabilidad y por consiguiente períodos de gobiernos débiles y carentes de legitimidad, lo cual, 30 años después, hizo metástasis, con la crisis de 1994 que obligó a Joaquín Balaguer a acortar su último período para dar lugar a las elecciones de 1996, donde resultó ganador Leonel Fernández Reyna, del PLD, iniciando una etapa de impulso y consolidación de la institucionalidad democrática.

De no haber sido por el pésimo gobierno de Hipólito Mejía del período 2000-2004, que sumió a la sociedad dominicana en una de las más grandes crisis financieras de todos los tiempos, detuvo el crecimiento económico y multiplicó la pobreza; podríamos estar hablando de 20 años de estabilidad política, de mandatos del PLD, que han hecho olvidar las vicisitudes de un ruinoso pasado; y reivindicar, en parte, los nobles intentos de Bosch por instaurar una auténtica democracia modelo.

Leonel y Danilo han emprendido la tarea de consolidar un modelo de democracia que garantice la estabilidad, el crecimiento económico sostenido, la erradicación de la pobreza extrema y una mayor inclusión social. Los gobiernos peledeístas y sus fuerzas aliadas han contribuido a la construcción de una sociedad institucionalmente democrática, económicamente sostenible y socialmente justa. Tenemos que continuar trabajando por la erradicación de la pobreza, con especial énfasis en la pobreza extrema, una mayor inclusión social y una sociedad dominicana con los niveles de desarrollo y modernización que demanda el siglo XXI.

En el discurso del sábado, el presidente Danilo Medina quedó claramente establecido que, por su extraordinaria gestión de gobierno, ganará los venideros comicios para seguir materializando las aspiraciones democráticas de Juan Bosch de redimir para siempre al pueblo dominicano, tal y como soñaron Juan Pablo Duarte y el resto de los trinitarios.

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