Geo Ripley es un artista polifacético. Hijo de padres exiliados de la tiranía trujillista, nació en Caracas, Venezuela, donde permaneció hasta los 10 años, cuando regresó junto a sus progenitores a Santo Domingo. Su padre, Enrique Antonio Ripley Marín, un inmortal del Deporte Dominicano, estuvo involucrado en un complot contra Trujillo, el cual fue descubierto, por lo que fue encarcelado en la Torre de la Fortaleza Ozama, donde permaneció más de un año preso.
Luego, fue exiliado a Venezuela junto a su esposa, la señora Aida Gómez. Ripley recuerda que en Venezuela cursó sus primeros estudios, en tanto que aquí realizó el bachillerato y los estudios universitarios, graduándose en la Escuela de Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en 1972.
¡¿Cuándo usted se da cuenta de sus dotes de artista?
Desde pequeño siempre mostré grandes intereses y cualidades excepcionales para la pintura y el dibujo. Mi infancia era bellísima. Recuerdo que mi padre trabajaba como agricultor en un tractor, a 40 grados bajo el sol, entonces por las tardes le llevábamos agua para mitigar el calor y la sed. Contaba mi padre, que un día, como a los seis años, lo invité a ver un atardecer en la finca que poseía en el Estado Portugués, en el medio del llano venezolano. Ocurrió que un día, cuando regresó a la casa al atardecer, me vio sentado en una escalera que había en un pequeño patio de la casa, y me preguntó que qué hacía, y yo le dije que estaba viendo el sol “que hace un rato te estaba maltratando y mira ahora qué bello atardecer”. Entonces, él le dijo a mi mamá: “ese muchacho va a ser poeta, artista o pintor”, y mírame aquí donde estoy.
¿Cuál ha sido su experiencia?
Son tantas… ha sido tan interesante en el aspecto de buscar una identidad diferente, como me dijo el gran crítico ya fallecido Juan Anchan. Yo soy uno de los iniciadores de lo que se denominó arte antropológico latinoamericano, tomando los elementos culturales, indígenas, los europeos, africanos y tratar de sacar un arte de ese grupo. O sea que soy el primer artista que hace instalaciones de cultura; inicié en algún momento el arte conceptual, los performances. Ahora todo el mundo hace performances. Estoy hablando de hacer performances a principios de los años 70. Utilizar la fotografía como medio, no como ilustración de realidad, sino como obra de arte en base al concepto; cine, video, utilizar las últimas tecnologías, de hecho la exposición que estoy preparando para finales de este año tiene una serie de pinturas, especialmente popular, la cual, de frente, tú ves el trazo, y lo ves blanco, pero de repente te da un flash y lo ves verde.
¿Cuál es su percepción con relación a la crítica de arte?
Tenemos críticos muy buenos. Yo no me limitaría al calificativo de críticos. Tenemos realmente una pléyade de personalidades que son filósofos del arte, porque no se limitan a criticar la obra de arte, sino que durante muchos años han hecho una labor de sustentación en términos de los elementos identitarios culturales que tiene ese artista, o escritor o músico para poder darle la trascendencia y puntualizar nuestra cultura.
De sus obras, ¿cuál lo ha marcado?
La pintura es un proceso de vida. Uno pinta un cuadro y los artistas negativistas piensan que se murió la obra. Cuando yo termino un cuadro, siento euforia, porque he terminado el trabajo; pero tengo una tela en blanco que voy a confirmar su historia y el mejor cuadro es el que está en blanco, porque no lo he pintado todavía. Entonces es un proceso constante de vida. Yo no me pongo en depresión porque terminé un cuadro, no, al contrario, me siento bien por su calidad, colores y estructura. Eso me da una gran fuerza para empezar un nuevo trabajo.
¿Cómo cataloga su estilo? ¿Contemporáneo o clásico?
Mi estilo es abstracto, conceptual, gestual, tachista. Puedo trabajar, mojar los pinceles y hacer un gran plano, y luego, mojar tres pinceles en tres colores diferentes, cinco pulgadas y hacer una chorreada. Ese es contemporáneo-clásico.
¿Qué opinión le merece con relación a los nuevos artistas plásticos?
Hay gentes maravillosas, con unos talentos inmensos. A muchos de ellos les he dado apoyo desde que empezaron. Les sigo dando apoyo, y les doy su jalaíta de oreja cuando lo ameritan. Cuando uno pasa de ciertos años ya uno no puede hacer esas malas crianzas, pero esos muchachos tienen una fortaleza inmensa.
Hay artistas plásticos que consideran que el Estado debería apoyar a los nuevos talentos en esta carrera, que a veces son maltratados, marginados… ¿Cuál es su opinión?
Eso es parte del drama del artista. Siempre ha sido así, pero qué hubiera pasado si Miguel Ángel no hubiera pintado o esculpido, y si hubiera dedicado a picar piedras en una cantería y no hacer sus grandes esculturas. Qué hubiese pasado si un Leonardo Da Vinci, con sus locuras no hubiera tenido un patrocinante y no hubiera pintado las maravillas que nos ha dejado. Cuántos artistas no han sufrido las mutilizaciones, algunos hasta de sus vidas mismas, por no hacer lo que sea de su gusto, sin ideas de lo que es la vida y la pasión, y por qué la historia se reconoce a través de los artistas y no de la realidad como fue. Cuenta una anécdota que Leonardo De Mediche, el Magnífico, fue pintado por uno de los grandes maestros del Renacimiento, y él le dijo: “pero yo no soy tan bello, yo soy feo, bruto, y por qué me pintas así”, y él le dijo: “no te preocupes, porque la historia te va a reconocer como yo te he pintado y no como tú eres”.
Virtudes
El arte es el único medio de comunicación que desaparece lo racial, político y religioso. Creo en el arte como forma de estudio, de superación personal y como educación.”
Talento
República Dominicana es un país de potencialidad. Este es un país sensible, humano, trascendente, y nuestros jóvenes artistas son muy talentosos”.
