“Es un honor haber sido rector de la UASD”

Si algo queda evidenciado, desde los primeros minutos de conversación con el doctor Fernando Sánchez Martínez, es el alma sensible que habita en su cuerpo. Al narrar algunos capítulos de su vida, no pudo evitar que sus ojos se humedecieran y su…

Si algo queda evidenciado, desde los primeros minutos de conversación con el doctor Fernando Sánchez Martínez, es el alma sensible que habita en su cuerpo. Al narrar algunos capítulos de su vida, no pudo evitar que sus ojos se humedecieran y su rostro cambiara de expresión.

El solo hecho de recordar el amor y cuidado con que sus padres lo criaron a él y a sus hermanos, fue motivo para que la nostalgia quebrara su voz.

Al remontarse a sus días de infancia, recuerda que desde que tuvo uso de razón dijo que sería médico y que todos en su entorno, para referirse a él, preguntaban por “el doctorcito”.

No abandonó su vocación y tan pronto llegó el momento se matriculó en la facultad de Medicina de la UASD. Con la misma determinación que años antes había decretado que sería doctor, así mismo, sentado en el aula de la universidad, su primer día de clases, se prometió ser profesor y lo logró.

Hoy se considera un hombre dichoso, por haber alcanzado sus metas, pero más que nada, por la felicidad que disfruta junto a su familia, la cual considera su mayor tesoro, y por todo lo que aún aspira poder alcanzar.

1. Hijo de profesores
Nací en la ciudad de Santo Domingo. Desde la edad de dos años, me crié en el sector de Mejoramiento Social, que hoy le dicen Bameso. Hijo de dos profesores que eran propietarios de dos escuelas comerciales. Mis padres, Arístides Sánchez López y Juana Martínez de Sánchez, ambos fallecidos, oriundos del Cibao, de los campos de Moca. Papá era de San Víctor y mamá de La Reina, pero después de casados se trasladaron a la capital. Aquí formaron su familia, compuesta por cuatro hijos, dos hembras y dos varones. Mi vida está compuesta por recuerdos muy agradables. Mis padres vivían permanentemente pendientes de nosotros, amorosos en su trato, pendientes de que no nos faltara nada. Nunca vivimos en el lujo, pero tampoco, nunca nos faltó nada.

2. Camino a la escuela
Estudiamos en escuelas públicas. Estudié, del primero al sexto grado, en la Escuela República del Perú; la intermedia en el Liceo República de Argentina y el bachillerato en el Liceo Presidente Trujillo. A todas mis escuelas me trasladé siempre a pies, en ese tiempo no existían las bolas y considerábamos innecesario tener que pagar guaguas. Nos reuníamos un grupo de amigos del barrio y nos íbamos juntos a la escuela. Papá era un hombre tranquilo, amable y de un trato exquisito. Mi mamá era la fuerte de la casa, la que tenía que corregirnos cuando era necesario, e incluso, darnos pelas, que se utilizaban en esa época. Hasta los maestros nos daban pelas cuando cometíamos alguna falta.

3. 30 reglazos
En mis tiempos de estudiante, los maestros nos daban pelas. Recuerdo que un día no me supe los nombres de los generales que ganaron determinadas batallas y me dieron 30 reglazos, 15 en cada mano. Siempre fui muy bueno en Ciencias Naturales, en lo que nunca fui bueno fue en Matemáticas.

4. Vocación
A mí, desde pequeño me decían el doctorcito, porque yo desde chiquito decía que quería ser médico y entonces los familiares, los amiguitos, mis padres y las visitas preguntaban por “el doctorcito”. Yo estudié primaria y secundaria a sabiendas de que iba a estudiar Medicina, que iba a ser médico y desde que terminé el bachillerato entré a la carrera de Medicina, en 1962. Me gradué en 1969, en la UASD, que era la única universidad que existía entonces. Y a eso me he dedicado toda mi vida.

5. Una fecha memorable
El primer día que yo me senté en un aula en la universidad, en octubre de 1962, yo dije: ´voy a ser profesor de la universidad´. Cuando terminé la carrera me fui a Madrid a estudiar Siquiatría en la Universidad Complutense de Madrid y al regresar, mi mentor y guía en la especialidad y en la carrera, que fue el doctor Antonio Zaglul, me permitía que yo diera la clase por él, cuando por algún motivo, él no podía asistir. Cuando él enfermó, yo me quedé dando las clases, hasta que entré formalmente, mediante concurso, como profesor, en 1974. Mi experiencia en la UASD es muy rica porque yo era dirigente estudiantil, era dirigente de Fragua en mi facultad. Fui representante de mi facultad junto a otros compañeros.

Fragua era el grupo de la izquierda; de hecho, toda la vida yo he sido un militante de la izquierda. A los 20 años ingresé al Partido Socialista Popular, y aunque ya yo no soy un militante, toda la vida me he mantenido apegado a las ideas progresistas, a la defensa de los derechos humanos. Fui fundador y presidente de la Unión Dominicana para la defensa de los Derechos Humanos.

Llevé una vida muy intensa, porque formé parte del cogobierno estudiantil, miembro de la asamblea de mi facultad y miembro del claustro universitario, pero cuando yo regresé que ingresé como profesor, todas esas inquietudes las mantuve. Primero fui Secretario Ejecutivo de la oficina de Orientación y Planificación de mi facultad. Luego, fui director de la escuela de Medicina, después fui vicerrector académico y al concluir la vicerrectoría fui electo rector en el período 84-87. 

6. Lo más triste
Sin dudas, lo más triste que me ha pasado es la muerte de mi madre y de mi padre. Mamá estuvo mucho tiempo en cama sin poder pararse. Fue todo un proceso, uno veía cómo poco a poco se iba desgastando, que la vida se le iba.

Cuando uno pierde a sus padres, generalmente uno reflexiona sobre lo que ellos querían de uno, uno hace un balance para ver si verdaderamente uno ha cumplido con ellos. Pese a mi edad, siempre los recuerdo y los extraño. Pienso en ellos y en su comportamiento. Me parezco a mi padre, tranquilo, de la casa y amante de la lectura.

7. Médico, padre y esposo
Para un médico lo más difícil es el compromiso permanente por preservar la salud y la vida de su paciente. Cuando un médico se traslada de su lugar habitual de trabajo, sea por compromiso, por paseo o de vacaciones, se va con los pacientes encima. Me he casado dos veces. Del primer matrimonio tengo tres hijos, y con la doctora Guzmán Marcelino, mi segundo matrimonio, tengo una hija. De manera que cuando nos casamos ella tenía dos hijos. Entonces, en la actualidad entre los míos, los tuyos y los nuestros, tenemos seis hijos. Hay que decir seis, porque ellos se criaron juntos y porque hemos mantenido esa unidad familiar, sin hacer diferencias.

8. Amante del deporte
No practico deportes, pero soy un fiel seguidor del deporte, en especial del beisbol. No he sido practicante de deportes porque siempre prefería estar leyendo, pero yo sigo tanto el béisbol nuestro como el de Grandes Ligas. Tengo mi equipo, soy de Boston y lo sigo, he estado en el Fenway Park de Boston, en el Salón de la Fama de Cooperstown. Fue una experiencia muy grata y quiero volver. Nos trasladamos desde Nueva York en vehículo, con los hijos.

Fue una grata experiencia, allí la organización es perfecta. Hay que diferenciar el Salón de la Fama del Museo del Beisbol. En el Museo del Beisbol hay cosas que estremecen de emoción, como los hermanos Alou, Juan Marichal cuando pichó ese juego memorable de 17 entradas. Hay fotos de los fanáticos de los equipos dominicanos que participan en el Torneo de Beisbol Invernal.

9. Grandes honores
Haber sido rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, para mí es un gran logro;  también haber sido presidente del Colegio Médico Dominicano y haber sido reconocido como Maestro de la Medicina Dominicana, como Profesor Meritísimo de la UASD y haber ganado el Premio Nacional de Literatura , mención Ensayo del año 2005, por el trabajo ´Antonio Zaglul: Vida y obra´. Otro gran logro es haber publicado unos 10 libros. En mi juventud, fui miembro del grupo literario La Isla, junto a otros jóvenes intelectuales. Desde muy joven estuve muy inclinado hacia la literatura, pese a mi vocación médica, pero eso no es raro entre los médicos, que tengan mucho amor a la literatura como escritores o como lectores.

10. Una peña informal
Pertenezco a un pequeño grupo, que asistimos los miércoles a un colmadón  a conversar. La música está adentro, muy alta siempre,  pero nosotros estamos alejados y podemos hablar libremente. Es un grupo heterogéneo, la mayoría profesionales. Es una peña informal, donde tratamos temas variados, que generalmente están relacionados a la situación del momento. Están prohibidos los temas políticos, porque en una ocasión se originó una discusión desagradable. No paso de ahí. A raíz de estas reuniones ya comencé mi nuevo libro titulado “El colmadón”: Un estudio psicosocial. l

Escritor y maestro de Medicina

“Estoy jubilado de Salud Pública y estoy jubilado de la UASD, pero en ambos lugares llevo una vida activa. Soy miembro de la Comisión Central Electoral de la UASD, miembro del Consejo Nacional de Bioética de Salud y me mantengo activo en la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, donde fui presidente.

Me mantengo activo como profesor de la Residencia de Psiquiatría. Tenemos una escuela para formar psiquiatras y yo soy el profesor de Psiquiatría Social y Comunitaria, aparte de eso, me paso todo el día leyendo o escribiendo. Acabo de entregar a imprenta un libro que espero poner a circular en el mes de marzo, titulado: ´La mujer médica en la Sociedad Dominicana´. Pienso que la mujer dominicana está marginada, pienso que debería ocupar un mayor espacio en todos los ámbitos, la mujer medica no es la excepción, el gremio médico es el más antiguo del país, tiene 122 años y en esos años solo dos mujeres lo han dirigido, que son la doctora Altagracia Guzmán Marcelino y Amarilis Herrera.

En la Facultad de Ciencias de la Salud tenemos unos 36 profesores Meritísimos, que es la más alta distinción que recibe un profesor, y de esos 36 no hay ni una mujer de la escuela de Medicina, pese a que tenemos mujeres que son un orgullo para el país. En el Colegio Médico Dominicano, la más alta distinción es Maestro de la Medicina Dominicana, somos como 70, y sólo hay 10 mujeres.

Profesor
Cuando dejé de ser rector, al otro día estaba en mi aula dando clases, que es lo que a mí me gusta y me hace sentir muy bien”.

Médico
Para un médico, el mayor reto que asume es el compromiso permanente por preservar la salud y la vida de su paciente”.

Padre
Mi mayor tesoro son mis hijos, los seis, porque ellos se criaron juntos y porque hemos mantenido esa unidad familiar, sin hacer diferencias”.

Esposo
Me considero un hombre dichoso, tengo felicidad con mi pareja. Mi esposa es una mujer muy activa, muy dinámica, sumamente responsable”.

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