“Este es un país eminentemente bruto”

Consulta Mitofsky es una firma mexicana que además de realizar sondeos de opinión pública y política, da a conocer bi-anualmente una evaluación de los niveles de aprobación de los mandatarios latinoamericanos, partiendo de investigaciones realizadas

Consulta Mitofsky es una firma mexicana que además de realizar sondeos de opinión pública y política, da a conocer bi-anualmente una evaluación de los niveles de aprobación de los mandatarios latinoamericanos, partiendo de investigaciones realizadas por diferentes firmas encuestadoras de la región.

Las últimas cinco entregas de Consulta Mitofsky revelan lo siguiente: 1) el presidente Danilo Medina registra la tasa de aprobación más alta entre todos los mandatarios latinoamericanos en las últimas cuatro evaluaciones realizadas entre agosto del 2013 y mayo del 2015; 2) en la evaluación de marzo del 2013, Danilo Medina quedó en segundo lugar con un 89% de aprobación, por debajo únicamente de Rafael Correa de Ecuador, que alcanzó un 90%; 3) Danilo Medina, en las últimas cinco evaluaciones, ha mantenido un promedio de aprobación de 89%, mientras que el promedio de aprobación del resto de los presidentes latinoamericanos ha sido de 47.7%; 4) mientras la tasa de aprobación del resto de los presidentes latinoamericanos ha descendido de 50.7% en marzo del 2013 a 41.4% en mayo del 2015, la de Danilo Medina se ha mantenido en 89%; y 5) en la última evaluación correspondiente a mayo del 2015, Danilo Medina exhibe una tasa de aprobación que supera en casi 48 puntos porcentuales el promedio del resto de los presidentes latinoamericanos (41.4%).

Los resultados que recoge Consulta Mitofsky en sus últimas cinco evaluaciones de las gestiones de los mandatarios de la región son muy parecidos -en el caso de Danilo Medina-, a los obtenidos por varias firmas encuestadoras cuyos resultados han sido publicados en la prensa nacional. Tal es el caso de Gallup-HOY, Penn Schoen Berland, Greenberg Quinlan Rosner Research, CID Latinoamérica y Asisa Research Group, entre otras.

Frente a una asombrosamente alta y estable tasa de aprobación de 89% durante los tres años que lleva la administración de Danilo Medina, cualquier observador imparcial tendría necesariamente que concluir que el de Danilo Medina es percibido por el pueblo dominicano como un gobierno exitoso.

Mientras los dominicanos manifiestan su opinión a través de las encuestas, los líderes y dirigentes políticos de la oposición, aferrándose aparentemente al principio de que “la oposición es para oponerse”, tienen una opinión diametralmente opuesta a la del pueblo dominicano.

Unos indican que los últimos tres años reflejan el “gran fracaso de Medina”. Otros señalan que el país “anda manga por hombro” para luego rematar indicando que estamos frente al “fracaso rotundo y absoluto del Gobierno del presidente Danilo Medina”. Como si la andanada no fuese suficiente, añaden que al gobierno de Danilo Medina “le falta sensibilidad social”.

A la oposición política no puede pedírsele que se dedique a alabar la gestión del gobierno al que aspira suceder. Pero sí que proteja su credibilidad. No estamos muy seguros de que la oposición contribuye a mejorar su credibilidad cuando realiza evaluaciones de la gestión de gobierno totalmente opuestas a las que revelan las encuestas de opinión pública.

Independientemente de la opinión favorable que pueda tener la población sobre una determinada gestión gubernamental, siempre habrá áreas que revelan deficiencias y requieran de una crítica justificada, responsable y precisa. Pero si 9 de cada 10 dominicanos, como sucede en la actualidad, aprueban la actual gestión de Gobierno, la credibilidad de la oposición es erosionada cuando sus líderes y dirigentes califican la misma como un fracaso rotundo y absoluto.

Algunos podrían indicar que la oposición actúa correctamente cuando hace estos pronunciamientos extremos, pues de esa manera persigue reducir la imagen excesivamente favorable que tiene el Gobierno, resaltando las áreas negativas de la gestión gubernamental. Puede que tengan razón. Sin embargo, no puede descartarse que en un escenario como el actual, en el cual el 90% de los dominicanos aprueba la gestión de Danilo Medina, las críticas extremistas que no reconocen un solo acierto al Gobierno de turno, podrían devolverse como un boomerang en dirección de las tribunas de la oposición.

Los partidos y agrupaciones políticas que aspiran a suceder al gobierno de Danilo Medina deberían evitar la adopción de un modelo o estrategia de campaña que parece tener dentro de sus supuestos, la creencia de que “este es un país eminentemente bruto”. ¿Por qué decimos esto? Porque esto es lo que se desprende de la estrategia que ha estado utilizando la oposición para tratar de bajar de la mesosfera la favorabilidad y aprobación del presidente Danilo Medina.

Si todo “anda manga por hombro”, si el Gobierno ha sido “un fracaso rotundo y absoluto”, pero el pueblo percibe todo lo contrario, con su discurso, la oposición, sin proponérselo, pone en tela de juicio la capacidad del pueblo dominicano para pensar, evaluar y discernir.

Los estrategas políticos muchas veces sugieren a la oposición la adopción de discursos totalmente negativos para cerrar la brecha que separa la aprobación de la gestión de Gobierno y la disposición a votar por la oposición. Pero si la aprobación es muy alta, como sucede en el caso dominicano, con un discurso 100% negativo, sin ningún tipo de envoltura que invite al receptor a recibirlo, se corre el riesgo de que la aprobación del Gobierno se mantenga inalterada mientras se reduce el interés, el atractivo y la disposición a votar por la oposición.

Temiendo esa posibilidad, otros expertos en comunicación política recomiendan, en situaciones como ésta, articular discursos que incluyan el reconocimiento de logros del Gobierno, con lo cual preparan los oídos de la población para escuchar las críticas sobre las áreas y acciones deficientes, y las propuestas alternativas que se ofertan al electorado. Aferrarse a discursos totalmente negativos, incompatibles con la opinión general que se tiene del Gobierno, podría dar paso a una subida generalizada de vidrios cada vez que la oposición hable.

Más aún cuando la crítica negativa va acompañada de afirmaciones que chocan con la percepción que tiene la población sobre la forma de gobernar del Presidente de turno. No sé cómo evalúan a la oposición política los padres de los niños que hoy comienzan a beneficiarse de asistir a escuelas decentes cuando la escuchan decir que al gobierno de Danilo Medina “le falta sensibilidad social”. O cómo reaccionan los beneficiarios de financiamientos bajo el programa de visitas sorpresa que forma parte de la estrategia de inclusión económica y social que Danilo Medina ha adoptado, cuando escuchan decir a la oposición que al Presidente que dedica los domingos a sentarse con ellos en sus comunidades, le falta sensibilidad social.

Realmente no tengo elementos de juicio para determinar como el mensaje de “la falta de sensibilidad social” es recibido por estos segmentos de la población y por el pueblo dominicano en general. Lo que sí puedo asegurar es que una oposición política que tenga realmente deseos de avanzar en su jornada hacia el poder, lo menos que debería hacer es evaluar previamente dichos mensajes, antes de emitirlos, a través de “focus groups” que permitirían decidir si procede o no la validación definitiva de los mismos a través encuestas.

Al igual que sucede en otros países, el uso del término “oposición” para definir a los partidos políticos que no forman parte del Gobierno, no parece estar contribuyendo al fortalecimiento de nuestra institucionalidad democrática. El problema es que la palabra oposición es muy clara, precisa y contundente, limitando los grados de libertad que tienen los líderes y dirigentes políticos de oposición en el ejercicio de sus funciones.

A la democracia dominicana le convendría el fortalecimiento de nuestros partidos de oposición. Pero para ello quizás será necesario ejecutar una estrategia de cambio gradual del calificativo que todos les asignamos a los partidos políticos que no forman parte del Poder Ejecutivo. La prensa escrita y digital, sin lugar a dudas, es la llamada a liderar esta importante “reforma política”.

Particularmente pienso que “la alternativa” es un calificativo más propositivo y positivo que “la oposición”. Permitiría a los líderes y dirigentes de los partidos políticos “alternativos” reducir el tiempo y esfuerzo que realizan para oponerse a todo lo que emane del Poder Ejecutivo o el partido de Gobierno, y más a la elaboración de propuestas alternativas de gobierno, a ser presentadas a diario al país, sobre cómo ellos gobernarían, qué harían diferente, qué entienden que el Gobierno está haciendo bien pero que puede ser mejorado, qué está haciendo mal y cómo piensan corregirlo, y qué cosas ni se hacen bien ni mal pues esperan todavía por un gobierno que las identifique como necesarias.

En los últimos años hemos escuchado a muchos líderes políticos alternativos plantear que desean cambiar la forma de hacer política en nuestro país. Un buen punto de partida sería actuar con prudencia, sencillez y humildad. No sabemos si esos valores pueden ser adquiridos en el mercado. Si fuese posible, el superávit de los mismos que tiene Danilo Medina sería más que suficiente para compensar el déficit que parecen tener algunos líderes y dirigentes de los partidos políticos alternativos del país. Es lamentable que el elevado retorno político de la humildad sigue siendo un tesoro no descubierto para una gran parte de la clase política dominicana. l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas