“Nunca renunciaré a mi propósito de vida”

El doctor Héctor E. Mateo, en el lanzamiento del libro “Su corazón y su salud”, en el que recopila sus artículos publicados en elCaribe, destacó que ante los avances de la ciencia médica y su relación directa con la tecnología, habrá que&#8230

El doctor Héctor E. Mateo, en el lanzamiento del libro “Su corazón y su salud”, en el que recopila sus artículos publicados en elCaribe, destacó que ante los avances de la ciencia médica y su relación directa con la tecnología, habrá que buscar la manera de ver cara a cara al paciente para humanizar el servicio en los centros asistenciales. “Hablarle con sinceridad y cariño, transmitirle confianza, y apoyar nuestra mano en su hombro, porque esos no son instrumentos digitales y representan un invaluable recurso para consolar y curar”.

A continuación el discurso in extenso.

“Durante las últimas décadas, los avances de la Ciencia Médica se han desarrollado vertiginosamente. La genómica, la biología molecular, la neurociencia, la transgénesis, la nanotecnología y otras ramas de la ciencia reportan, casi a diario, nuevos descubrimientos neurobiológicos para entender la cognición, el lenguaje y las emociones, y profetizan que la neurociencia podría ser capaz de descubrir nuestros ocultos deseos.

Antes se decía que las neuronas no se regeneraban ni se podían cultivar. Hoy, Kevin Warrik ha creado un cerebro artificial con cultivo de neuronas naturales y aspira a crear uno con los 100,000 millones de neuronas que tiene el cerebro humano, y pretende llegar aún más lejos que la ciencia ficción.  El mismo Warrik, quien de manera atrevida y provocadora experimenta en las potencialidades cibernéticas, se ha sometido a un experimento de laboratorio para explorar la interacción directa cerebro-ordenador.

En la década de los 70, lo recuerdo muy bien, durante el Congreso Mundial de Cardiología celebrado en San Francisco de California, se presentó el proyecto de una máquina que exploraría y mostraría imágenes de todo el cuerpo humano.  Quedé fascinado de la presentación de ese proyecto que inició con una máquina que pesaba varias toneladas, y que resultó ser la precursora de lo que es hoy la Tomografía Computarizada, la Resonancia Magnética y otras máquinas sofisticadas para la obtención de valiosas imágenes para el diagnóstico médico.

Han caído ya muchas hojas del calendario desde que se interrumpió el primer ciclo de mi columna SU CORAZ Ó N Y SU SALUD.  Se ha progresado mucho, y han cambiado muchos conceptos así como la forma de practicar la Medicina.

Vivimos una nueva cultura en el ejercicio médico. Acabo de leer la obra del doctor Eric Topol: “The Creative Destruction of Medicine”, que trata de la “Revolución Digital”.  Topol es un cardiólogo en ejercicio, dirigió la Escuela de Medicina Cleveland Clinic, es genetista, con más de 30 libros publicados, un extraordinario comunicador e innovador y un pionero en un nuevo paradigma en la práctica médica individualizada, basada en la tecnología de la información para ofrecer mejores cuidados médicos, con menos visitas al consultorio médico.

En este libro de Topol, de tema poco común, la tesis central es la preeminencia del mundo digital de la computación, de un mundo médico digital emergente con la asombrosa tecnología disponible.  Esta convergencia, dice Topol, lleva a la verdadera digitalización de los humanos a través de un proceso de “destrucción creativa”, donde se cuestionan todos los paradigmas de la medicina actual.  Habla de una ciencia de la individualidad en la que la primacía del individuo en el dominio de la información va a cambiar la forma en que ejercemos la Medicina.

Topol critica la asistencia grupal y el modelo de “Ejercicio de la Medicina basado en evidencias” y de protocolos y guías, que incluyen recomendaciones para gran cantidad de temas en donde no existen evidencias. Considera, además, que la profesión médica es una de las más resistentes a los cambios, pero asegura que la revolución digital se impondrá y cambiará radicalmente la profesión médica. Topol considera al ser humano como un “Homo Digitus” y pronostica que la alta definición digital de los seres humanos dará forma a la gran inflexión de la Medicina, que para lograr esa ideología se necesita la participación del individuo, y que éste dispone de todos los medios tecnológicos y digitales para lograrlo: los teléfonos inteligentes, la banda ancha, las redes sociales, el ilimitado poder de computación en la Nube, la Internet, los biosensores, la secuenciación del genoma, etc.  Mediante estos medios podemos monitorear las funciones vitales, el electrocardiograma, el ecocardiograma, las imágenes diagnósticas, etc.  Topol espera que el consumidor informado esté en el asiento del conductor para controlar sus propios cuidados de salud basado en todas estas amplias informaciones.  Para lograr eso, que él preconiza, es necesario realizar una destrucción creativa de la forma de suministrar los servicios de salud, y para ello dice que es preciso vencer la inercia de los médicos, de ahí el título provocativo de su libro.

Quiero advertir que para aprovechar sensatamente las informaciones que nos ofrece la tecnología moderna es necesario, entre otras cosas: tener habilidad para recoger esas informaciones, saber analizar e interpretar con pensamiento crítico los datos obtenidos y aplicarlos sabiamente a la solución de los problemas médicos.  Habría que agregar, como valor añadido, el conocimiento del idioma inglés.  Alguien ha dicho que, no saber inglés es ser analfabeto en el mundo global.

Los más optimistas consideran que a corto o mediano plazo lo único que no se podrá digitar del ser humano será su pensamiento, su temperamento y sus emociones. Frente a esta revolución digital en la que Topol trata el ser humano como “Homo Digitus”, y parece olvidarse a veces del ser humano de carne y hueso, me surge la inquietud sobre la deshumanización del cuidado médico, que de hecho, como yo puedo atestiguarlo en mi dilatado ejercicio de 66 años, ha perdido mucho del calor humano en la forma de rendir sus servicios, y ha cambiado la estampa del médico tradicional.

Cuando esa revolución avance, como nunca, habrá de combinar esa tecnología con alguna manera de ver cara a cara al paciente, como mirarlo a los ojos, observar su postura y sus gestos, escucharle una y otra vez, hablarle con sinceridad y cariño, trasmitirle confianza, y apoyar nuestra mano en su hombro, porque esos no son instrumentos digitales y representan un invaluable recurso para consolar y curar.

Finalmente, les informo que después de 66 años de servicio ininterrumpido, he cerrado el consultorio médico.  Como todo hecho debe tener una intención debo explicar que este cambio obedece a la intención de adaptar mis nuevas actividades a mi etapa biológica, sin dejar de servir ni de crecer; pero en otra dimensión, porque mientras pueda, nunca renunciaré a mi propósito de vida que es compartir conocimientos, afectos y todo lo que podamos dar para seguir cultivando y enriqueciendo las obras de amor que han sido la clave de nuestra existencia”.

Tomógrafo
En la década de los 70,  en California, se presentó el proyecto de una máquina que exploraría y mostraría imágenes de todo el cuerpo humano”.

Cambios
Se ha progresado mucho, y han cambiado muchos conceptos y la forma de practicar la Medicina.  Vivimos una nueva cultura en el ejercicio médico”.

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