Lewin Salomón Arbaje: de empleado público a vendedor de vehículos

Lewin Arbaje es un emprendedor acostumbrado a saltar obstáculos. La vida le ha puesto varios, especialmente después que decidió incursionar en la venta de vehículos, pero ha lidiado con ellos y “las cosas” le han salido bien.

Lewin Arbaje es un emprendedor acostumbrado a saltar obstáculos. La vida le ha puesto varios, especialmente después que decidió incursionar en la venta de vehículos, pero ha lidiado con ellos y “las cosas” le han salido bien. Es mercadólogo de profesión, informático y comerciante. Tiene 35 años y con esa edad es propietario de una agencia de vehículos en la capital dominicana. Pero llegar hasta ahí no fue tarea fácil. El negocio formal que tiene Lewin Arbaje es relativamente joven, pero la inclinación por los autos la trae desde niño. El hecho de que el primer auto que vendiera fuera el de su madre, cuando aún no poseía una agencia, es una señal de eso.

“Empecé vendiendo un carro Samsung propiedad de mi mamá, del año 1999”, le dice a elCaribe , en una conversación sostenida en el local de su negocio “Arbaje Autos”, ubicado en la avenida Rómulo Betancourt, número 1560, de Santo Domingo. Esa venta que refiere la hizo a un particular en el año 2003 y -de paso- le compró otro auto a un dealer que lo había importado. “Vendí ese otro vehículo y también me gané un dinero. Me gustó la mecánica. Yo era empleado público”, dice con orgullo.

Para entonces laboraba en la Secretaría de Industria y Comercio (ahora es un ministerio) en la Oficina de Tratados Comerciales. Cuando Lewin vendió el segundo carro (el que había comprado a una agencia) comenzó a cuajarse una idea más concreta sobre los negocios. Sin embargo, siguió como empleado, pero en otro ministerio, en el de Educación.

Haciendo un ejercicio “de cabeza”, Lewin rememora que cuando vendió dos vehículos, por otro lado aprovechó para comprar tres con el mismo capital. “Lo que me ganaba lo reinvertía, hasta el punto de que ya me vi como muy independiente y decidí irme del Gobierno para ser mi propio jefe y emprender mi propio negocio”, explica.

En cuanto a experiencia, Lewin no partió de cero cuando instaló su empresa. En el año 2000 había sido empleado (vendedor) de una agencia del ramo vehicular. Fue en el 2001-2002 cuando salió precisamente de ese trabajo (de la agencia de vehículos) para irse a un empleo del Gobierno, pero quedó con la “curiosidad”. Lewin Arbaje estudió en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), es casado y padre de una niña. En su local tiene cinco empleos formales, pero de manera indirecta genera otros 35, considerando que tiene personas que le realizan labores “por ajuste”.

Recuerda que en un momento colocó a la venta cuatro autos en la puerta de la casa de su madre, en la capital. “Me iba bien. Comencé a conseguir clientes del Banco de Reservas y llegó un tiempo en el que la gente me conocía como Lewin Civic, porque me convertí en la persona que más vehículos de esa marca importaba”, indica. Calcula que cuando elevó su nivel como comerciante llegó a traer desde “afuera” 60 vehículos Honda Civic en 12 meses al país, entre ellos del año 2007, de 2008, de 2009 y así sucesivamente, en función de lo que permitía la ley para importadores de autos usados, como es su caso.

“Fui creciendo y creciendo despacito sin perder mi norte ni la humildad (…) siendo la misma persona que fui siempre y trabajando duro, de 7:30 de la mañana a 10:00 de la noche todos los días. Sin descanso, de lunes a lunes”, expresa con satisfacción y sin zafarse del tema.

La conversación se desarrolla desde la comodidad de su oficina en horas de la mañana. Pero Arbaje no tuvo esa misma comodidad en el pasado. “Debo decirte que he tenido momentos difíciles, especialmente por un tema de burocracia.
Porque aquí se la ponen difícil a los chiquitos para que no crezcan. Empecé a tratar de organizar la cosa y a hacer la cosa legalmente. Mi hermana es abogada y me orientó un poco y me constituyó la compañía. Pero cuando tengo la compañía lista y constituida me pusieron trabas porque tenía que cumplir con ciertos requisitos, que yo no tenía, para poder importar vehículos”, recuerda.
Esos requisitos que refiere Lewin eran, por ejemplo, que debía contar con un local de 300 metros cuadrados y aparte de eso tener un local para oficina de 20 metros más, con su letrero y pertenecer a una de las asociaciones de importadores.

Lewin Arbaje para poder escalar ha tenido que esforzarse, pero “poquito a poco” se ha ido metiendo en el grupito de los grandecitos. “Empecé en el Ensanche La Paz de Santo Domingo en un local donde apenas cabían cinco carros. Después que se metí en ese local, la Dirección General de Aduanas me pedía tener la compañía legalmente constituida y formalizada y con un capital registrado de un millón de pesos”, expresa.

Logró hacerlo y buscó un contador, para organizar todo financieramente. “Como estaba creciendo en ese momento era cuesta arriba para mí tener que pagar un contable. Lo que hice fue establecer una iguala con él”, expone. En ese momento del diálogo con este periódico llega al negocio su amigo Silvestre Pérez. “Pasa, esta es tu casa. Siéntete en confianza, le dice. Lewin importa directamente sus vehículos, sin intermediarios.

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