Feliz hay que estar de ver esta sorprendente versión de Walt Disney que da vida a Mowgli, Bagheera y Baloo, de la formidable historia homónima autoría del premio Nobel 1907 Rudyard Kipling, obra publicada por primera vez a fines del siglo XIX. El libro va en estilo novelesco pero sin costura narrativa más allá de que el escenario es una selva, por lo que se traduce más en una serie de cuentos o historias (traducidas del inglés las leímos en nuestra adolescencia). Con gran imaginación el escritor pinta el folclore de niños que viven en escenarios de animales antropomorfos, donde cada personaje-especie disimuladamente introducía motivaciones políticas. Más que ciertas apariencias se muestran conductas propias a las humanas. Mediante la fábula que envuelve a Mowgli (originario de la India) criado por animales selváticos, el autor agarra mitos y teje tramas reflejando lo mejor y lo peor de las aventuras del ser humano en el planeta tierra a la que muestra como una gran jungla. El filme se acerca mucho más al relato original con su gran ímpetu narrativo apoyado en un gran sentido de observación. Este reencuentro visual es un fresco que combina imágenes reales con las generadas por computador. Vista aquella versión de 1967, esta va del cielo a la tierra en su magia y seducción, con su generosa puesta en escena repleta de detalles, colores, ritmos, ambiente, juego dramático y muy buen suspense en su inicio con la atractiva actuación del niño que hace de protagonista que expresa un caudal de emociones electrizantes. Este niño es mostrado como el conductor moral en que se apela a la comprensión de que armonía entre las diversas razas y es, por tanto, de gran utilidad para incubar el amor por la naturaleza y la tolerancia. Con su parábola, tanto el argumento como el filme enseñan que no existen motivos razonables para convertir en superiores a los humanos sobre los animales. Es el eterno conflicto entre civilización y salvajismo, entre ferocidad animal y barbarie humana, dentro de una trama de supervivencia entre lo ideal y lo posible. Por supuesto, no es una historia innovadora en su puesta en escena y mucho menos sus presunciones moralistas, que prefiere ser, como todo producto comercial, un facsímil light promoviendo la idea del individualismo a ultranza lo que riñe con la filosofía del libro original.
HH HH Género: fantasía infantil. Duración: 105 minutos.
