Fue en Santiago de los Caballeros, de visita en una industria metalúrgica, donde al crítico y académico Bruno Rosario Candelier le surgió la idea de escribir su exhaustivo ensayo La Lírica Metafísica: La conciencia trascendente en la poesía dominicana. Cuenta que al contemplar la dura faena en que varios empleados laboraban en la empresa Acero Estrella, le preguntó a su propietario, el ingeniero Manuel Estrella, cómo podía manejar tan complicada tarea realizada por tantos operarios de la ingeniería y técnicos de la construcción.
“No es con poesía, como se enfrenta esta realidad”, le habría respondido el empresario santiaguero al escritor mocano, director de la Academia Dominicana de la Lengua, según relata en la obra. “Entonces no tuve sino que admitir que la cruda realidad de la producción industrial tiene una dura vertiente pragmática que reclama un tipo de conocimiento y atención, diferente de los reclamos literarios del mundo ideal de la realidad estética”, revela el autor.
No obstante, pasa a explicar la necesidad humana de la poesía para valorar incluso las conquistas del hombre en el plano material, como promotora de “vertientes del pensamiento y facetas de la sensibilidad que contribuyen al conocimiento del mundo real para hacer la vida más hermosa”.
Tres atributos poéticos se resaltan de entrada en La Lírica Metafísica, según la perspectiva del crítico. Argumenta que su sensibilidad conlleva una “actitud humanizante, amorosa y comprensiva, que despierta sentimientos altruistas, positivos y creadores”, además de “una percepción de la otra dimensión de la realidad, alternativa y complementaria, como parte de la realidad total”, al tiempo que presenta “una dimensión de lo real que propicia la compresión de que todo tiene un vínculo con la totalidad de lo existente, y por tanto, una razón y un sentido”.
Es así como industria y poesía encuentran un denominador común en la creación de riquezas materiales, estéticas y espirituales, imprescindibles para vivir a plenitud. l
