La presencia de hierro en la dieta durante la infancia es fundamental. El déficit de este metal en esa población, independientemente de la región geográfica, es la principal causa de anemia en los niños, por lo cual se trata de un tema de salud global.
El niño, durante los primeros seis meses de vida, llega al mundo con sus necesidades de hierro cubiertas ya que la madre durante el embarazo se encarga de transferirle las demandas que necesitara durante sus primeros meses de vida.
Ahora bien, después del primer año, el hierro como elemento nutricional debe ser incorporado en la dieta diaria con una alimentación balanceada que garantice el aporte necesario, lo que puede ser fortalecido con suplementos vitamínicos que contengan suficiente hierro para paliar esa gran demanda. Durante su crecimiento y desarrollo, los niños experimentan una expansión en su masa de glóbulos rojos, ocurriendo lo mismo en todos sus órganos y tejidos, por lo cual el hierro es un elemento clave para múltiples procesos bioquímicos y fisiológicos.
Son varias las manifestaciones clínicas que puede producir el déficit de hierro en la infancia. Como fenómeno antropológico, los niños desarrollan un impulso muy compulsivo de comer tierra, quizás como remanente ancestral y primitivo. La tierra es rica en partículas de hierro. Debemos instruir a las madres recomendándoles tomar en cuenta al hierro como un metal insustituible y necesario para la formación en sus niños de hemoglobina y con ello prevenir la anemia ferropénica, entre otros trastornos que analizaremos en otra ocasión.
