Cuando estudiaba en la universidad (mediados de los 90) se comenzaba a hablar de un tema llamado globalización. Para ser sinceros ,nosotros (los estudiantes) no imaginábamos el alcance que ese tema tendría sobre nuestras economías en el mediano plazo. En ese entonces se advertía a los empresarios locales prepararse para el impacto de la globalización sobre sus empresas.
A partir de ahí la profecía comenzó a cumplirse, primero llegaron los tratados de libre comercio, se trabajó en el marco legal, arancelario y fitosanitario, ya el escenario estaba listo para inicios del nuevo siglo. A medida que la realidad fue llegando, los empresarios locales tomaron conciencia e iniciaron con un proceso tardío de modernización. La competencia no sería sólo a nivel de góndolas y tiendas, con el afianzamiento del internet también entraría un nuevo jugador no esperado, las ventas por internet. Trabajan 24 horas al día, los 365 días al año, algunas sin inventario, y con poco personal.
Tiendas de internet como Amazon van en franco crecimiento (sus acciones valen hoy 3 veces más que hace cuatro años), lo que ha motivado a las grandes marcas a fortalecer sus páginas web y entrar a competir en este mercado. De otro lado, gigantes como Walmart recientemente han tenido que cerrar algunas tiendas en China debido a que los clientes prefieren hacer sus compras por internet, y se teme que esto pueda ir tomando fuerza a nivel mundial.
Aterrizando en Dominicana, ya hemos visto en los últimos meses quejas de comerciantes dominicanos por el impacto de las compras por internet en sus negocios, y han realizado esfuerzos por mejorar su competitividad en las aduanas o el congreso, lo cual obviamente no puede ser aceptado. El marco de competencia globalizada de hoy llama a los empresarios locales nuevamente a ponerse creativos, modernizar su infraestructura tecnológica y darle lo que una nueva generación de compradores hoy requiere, hacer compras por internet.
