Si Danilo Medina recibiera un reconocimiento por llegar a este tramo con números tan sobresalientes, y le tocara pronunciar un discurso de agradecimiento, tendría que mencionar, para ser justo, no solamente a sus colaboradores, sino también a quienes son, en teoría, sus opositores. Pero también tendría que dar una mención especial a otros sectores que no necesariamente tienen que ejercer un rol de oposición al gobierno, pero sí están llamados a fiscalizar sus ejecutorias. El Presidente, obviamente, se merece crédito por lograr la empatía de la población, pero la ayuda externa que recibe es significativa.
¿Hasta cuándo?
El escenario para Medina no puede ser más favorable. El PRD no solo está fragmentado, sino que ninguna de sus facciones le hace oposición, y las amenazas de crear “frentes” se han quedado en eso. La sociedad civil apunta a otros blancos; los medios de comunicación alargan la tregua y la Iglesia tiene sus propios problemas. Si el panorama cambia, de seguro que los números también variarían. Y Medina tampoco puede apostar a mantener esa popularidad en base a acciones que le han dado buenos resultados hasta ahora, pero que no necesariamente tendrán el mismo efecto en lo adelante.
Las opciones
En caso de que Medina mantenga en su segundo año, y digamos el tercero, altos niveles de popularidad, sería interesante ver la decisión que tome para el 2016. Buscar la repostulación es una posibilidad, aunque implicaría un proceso complejo y arriesgado. Otra opción sería tomar partido, aupando a un aspirante, sea de forma soterrada o abierta. El alcalde del Distrito le sugiere pensar en el 2020, y se sabe que la propuesta es en serio, porque él hace mucho que dejó el oficio de humorista…
