La ciudad de Santo Domingo refleja abandono y descuido. No importa que se trate de un sector residencial o un barrio cualquiera, los vertederos improvisados abundan en cualquier esquina de la primada de América.
Los ciudadanos atribuyen la problemática a los gobiernos locales, a los que acusan de ineficientes, y éstos a su vez, culpan a la población de no cumplir con las normas y horarios establecidos para la recogida de los desechos sólidos.
Lo cierto es que en ambos alegatos hay algo de razón, porque cada cual en su justa medida, no ha hecho lo suficiente por mantener la higiene y salubridad del entorno.
Pero más que el Ayuntamiento, gran parte de la población todavía no ejerce su rol para contribuir con una ciudad limpia por la falta de conciencia ambiental que le lleva a arrojar desperdicios donde le parezca.
Mientras la capital se ahoga en basura, en el distrito municipal de Las Placetas, en el municipio de San José de las Matas, la comunidad decidió aliarse al ayuntamiento local para luchar contra los desperdicios que ponían en riesgo la salud de sus 3 mil habitantes y del río Bao, a cuyo cauce iban a parar toneladas de desechos.
Luego de cuatro años de trabajo mancomunado, hoy Las Placetas es un modelo de gestión exitoso en cuanto al manejo de desechos y puede darse el lujo de ostentar el título “Basura cero”.
La educación e integración de la comunidad, principalmente de sus mujeres, han sido las claves para que hoy sus calles, viviendas y hasta su vertedero sean cual tacita de plata.
Si Las Placetas pudo erradicar el problema de la basura, creo que Santo Domingo y el país pueden lograrlo, sólo falta que pongamos de nuestra parte.
