Maduro con carburo

El pasado 14 de abril se celebraron elecciones en Venezuela luego de un tortuoso proceso en el que no se respetaron las disposiciones constitucionales sobre la declaratoria de imposibilidad o falta absoluta para ejercer el cargo del fenecido Presidente&#8

El pasado 14 de abril se celebraron elecciones en Venezuela luego de un tortuoso proceso en el que no se respetaron las disposiciones constitucionales sobre la declaratoria de imposibilidad o falta absoluta para ejercer el cargo del fenecido Presidente Hugo Chávez. Analizando retrospectivamente los hechos fuerza aceptar que el Comandante Chávez Frías se presentó a las elecciones del 7 de octubre de 2012 a pesar de que estaba sentenciado a muerte por el cáncer que padecía, para así poder designar a dedo  a quien quería fuera su sucesor: Nicolás Maduro.

Consciente de la fragilidad de su liderazgo, Maduro y sus asesores hicieron lo imposible por ocultar la agonía de Chávez y para mantenerlo como Vicepresidente Ejecutivo, aunque constitucionalmente debía asumir la presidencia  el Presidente de la Asamblea Nacional; tratando de lograr lo imposible, traspasar el liderazgo de Chávez a Maduro.

La doble moral exhibida por la comunidad internacional por la capacidad productora de petróleo de Venezuela y el servilismo de muchos Estados, plegados ante la política populista de crear liderazgo haciendo un uso irracional de las riquezas venezolanas; permitió que todas las ilegalidades y violaciones a los principios fundamentales de un Estado democrático fueran validadas. Por eso los presidentes y representantes oficiales de muchos países, no solo fueron a rendir honor al desaparecido líder, sino a respaldar la entronización de su sucesor; a quien anticipaban como seguro ganador de las elecciones que obligatoriamente tenían que ser convocadas.

A pesar del absoluto control del Estado venezolano de los medios de comunicación, del abuso de los recursos del Estado y toda clase de estratagemas para explotar la figura del fenecido líder y hacer que ganara como el Cid después de muerto; en una de las campañas electorales más cortas de los anales de la historia el candidato opositor venció a los dos, a Chávez y a Maduro, aunque haya sido declarado oficialmente como perdedor. Según los datos arrojados por el segundo y último boletín del Consejo Nacional Electoral (CNE) el resultado fue de 7,559,349 (50,75%) Nicolás Maduro y 7,296,876 (48,98%) para Henrique Capriles; lo que comparado  con los resultados de las elecciones de octubre 2012 arrojan una diferencia de 625,771 votos menos para el oficialismo y 713,450 más para la oposición.

Contra la mayoría de los pronósticos efectuados en base a las encuestas de opinión y la natural expectativa de que el reciente fallecimiento del líder  se tradujera en un voto sentimental; la oposición liderada por  Capriles  logró poner en  jaque  al Chavismo.

Este nuevo liderazgo de la revolución bolivariana madurado a la fuerza con carburo,  tendrá que luchar con el creciente malestar de un pueblo que luego de 14 años empieza a dudar mayoritariamente de las bondades del régimen y a aceptar su evidente fracaso. El 14 de abril de 2002 Hugo Chávez recuperó el poder luego de un efímero golpe. Resta por saber si el resultado electoral del 14 de abril pasado y las reacciones en contra del mismo, serán efímeras o marcarán definitivamente la caída del régimen chavista.

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