Más tragedias

Toda muerte es lamentable, pero cuando se entiende que pudo ser evitable, entonces el lamento adquiere una connotación mayor.

Toda muerte es lamentable, pero cuando se entiende que pudo ser evitable, entonces el lamento adquiere una connotación mayor.En muchos casos se produce un sentimiento de frustración, en otros cierto dejo de culpabilidad por no haber asumido una actitud más firme que tal vez habría evitado la tragedia que causa el lamento.

Por lo general, estos sentimientos son secuela de las muertes por accidentes que tienen algún componente de manejo imprudente, temerario.

El fin de semana hubo cuatro muertes por accidentes que renuevan las preocupaciones alrededor de la alta siniestralidad de las calles y carreteras dominicanas. De las cuatro muertes, dos correspondieron a accidentes vinculados con la celebración del Día de Nuestra Señora de la Altagracia, que cada 21 de enero conlleva grandes peregrinaciones hacia la ciudad de Higüey, la mayoría de ellas en vehículos.

Las dos muertes que más conmoción han provocado son las de los peloteros Andy Marte Hernández y Yordano Ventura. Ambas ocurrieron en la madrugada de ayer domingo, y tuvieron según los reportes, el elemento común de manejo luego de tomar bebidas alcohólicas.

Marte Hernández viajaba de San Francisco de Macorís hacia Pimentel, luego de haber estado en una fiesta, mientras que Ventura se trasladaba desde San José de Ocoa, donde había estado en la celebración de las fiestas patronales, a Jarabacoa. Ambos viajaban en horas de la madrugada, conduciendo vehículos potentes luego de haber consumido bebidas alcohólicas.

Ellos no son los únicos peloteros que han fallecido en accidentes automovilísticos recientemente. En octubre del 2014 murió el pelotero Oscar Taveras, también en horas de la noche y cuando regresaba a Puerto Plata junto a su novia conduciendo un potente automóvil que se deslizó por la vía.

Autos poderosos, manejo a altas horas de la noche y antecedente de bebidas alcohólicas son factores que rodean los accidentes fatales que vinculan a los peloteros. Es como si en una gran parte de esa clase se adueñara la dificultad de manejar con los factores de juventud, fama y dinero cuando llegan simultáneamente.

El sentido común escasea y prevalece lo que el pueblo llama o conoce como la intención de querer llevarse al mundo por delante. Y al final, el mundo se queda. Es una lástima que aun con tantos esfuerzos de la sociedad, incluyendo una campaña educativa del Gobierno, todavía haya muertes por accidentes evitables. ¡Hasta cuándo!

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