La Carta Pastoral de la Conferencia del Episcopado Dominicano, publicada a propósito de la Independencia Nacional, refleja una vez más el sentir de los obispos de la Iglesia católica, sobre temas de gran interés para la vida de los dominicanos. Se trata de un documento consensuado por la cúpula de la Iglesia en nuestro país, donde los obispos dejan ver su preocupación ante situaciones que nos afectan. Es, también, la forma de nuestra Iglesia católica expresar su compromiso social y el valor de la solidaridad. Con su mensaje, los obispos hacen un llamado a la reflexión sobre diversos puntos, siendo el primero las próximas elecciones, donde casi siete millones de ciudadanos escogerán al Presidente y a las autoridades congresuales y municipales. Con el título “Próximas elecciones y otras urgencias”, los obispos apelan a que prevalezca la paz y la sensatez, en una jornada que habrá de definir el futuro de nuestras actuales y futuras generaciones.
El mensaje invita a asumir un “comportamiento a la altura de un profesional de la política”. Con esto, pretenden llamar la atención sobre la conducta estólida que suelen exhibir dirigentes políticos en estos procesos, con preocupantes secuelas en simpatizantes de las fuerzas políticas que convergen en nuestro sistema de partidos. Me sumo a este clamor que sugiere una campaña apoyada en principios y valores, y sobre todo basada en el respeto hacia el derecho que tiene cada partido, cada ciudadano, a expresar su criterio. Una campaña que demuestre, como reclaman los obispos, madurez humana y política.
A partir de hoy, restan 78 días de campaña, tiempo más que suficiente para que cada partido presente al país sus propuestas, planes y programas. La parte negativa que podría vislumbrarse es el factor desesperación, que en zafras electorales suele ser mala consejera. Esto se expresa en las descalificaciones, acusaciones infundadas y diatribas de quienes están en desventaja frente a sus oponentes.
Y todo esto en detrimento del reclamo compartido, de que los candidatos y fuerzas políticas presenten propuestas para abocarnos a resolver los problemas que afectan la aspiración de convertirnos en un Estado con un mayor nivel de desarrollo y bienestar de sus habitantes.
Por eso se empeñan los obispos en recordarnos que “no es necesario una contienda política de bajo nivel, centrada en los aspectos negativos, como si los que la realizan no tuvieran nada positivo que ofrecer como candidatos o como partidos”.
Como nación, nos asiste el derecho de exigir y esperar que en los días por venir nuestros candidatos ostenten un comportamiento apegado a esos valores aludidos por la carta de los obispos. Nos merecemos un clima de paz. Que las actividades proselitistas que restan por desarrollar no sean empañadas por la llamada campaña sucia. Las campañas electorales, contrario al
desorden que ya es costumbre en estos tiempos, debe ser una oportunidad para presentar y analizar propuestas; para pensar y ponderar decisiones en torno al mejor candidato a optar por un cargo público.
En su carta, la Conferencia del Episcopado Dominicano trató otros temas no menos importantes para el país, que seguiremos desarrollando en otras reflexiones.
