La Iglesia Católica dominicana, a través de la Conferencia del Episcopado Dominicano, acaba de dar a conocer su nueva Carta Pastoral, en la cual advierte, de manera clara y precisa, que “percibimos la devaluación de la credibilidad en el ejercicio de la política.
La gente percibe que la política es un negocio de fácil enriquecimiento para unos pocos que logran escalar a puestos dirigenciales en el tren gubernamental, y no un ejercicio de servicio a la sociedad y al bien común”, y es que la credibilidad de los políticos está en el suelo, al extremo de que las encuestas dicen que partidos que ayer eran grandes, y ganaban elecciones, hoy son minúsculos.
Al mismo tiempo, el obispo de la provincia de La Altagracia y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Nicanor Peña, al hablar frente al presidente de la República y candidato presidencial, y frente al principal candidato presidencial opositor, durante la misa especial del Día de la Altagracia, celebrada este 21 de enero en la basílica de Higüey, exhortó a los políticos a ser sinceros al momento de discutir los problemas del país y buscar soluciones, y añadió lo siguiente: “Escuchémonos unos a otros y animémonos a debatir, sin prejuicio y en profundidad, los grandes temas que tocan la vida nacional”, pues es evidente la ausencia de propuestas políticas enfocadas hacia los grandes problemas del país, y hacia sus soluciones, porque muchos políticos sólo se especializan en críticas, en insultos y en descalificaciones, pero nunca hablan de verdaderas soluciones, porque no las conocen.
Y como si estos mensajes de los obispos dominicanos no hubiesen sido suficientes para nuestros políticos, al día siguiente el Papa Francisco exhortó a los responsables políticos a estar “siempre atentos al modo de expresarse cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores”, porque cada día está más presente el discurso político descalificador e insultador, y está más ausente el discurso político propositivo, conciliador y solucionador, lo que hace que cada día la gente del pueblo tenga menos interés en escuchar a los políticos, porque cada día se desconfía más de ellos, y de ahí la gran preocupación de la Iglesia católica expresada en estos duros mensajes, porque la Iglesia representa la voz del pueblo y la voz de Dios.
La Iglesia sabe bien que la devaluación de la credibilidad de muchos políticos está llevando cuesta abajo a los partidos políticos, incluyendo los grandes y los pequeños, porque todos han sido construidos sobre la misma base insostenible del discurso hueco, cargado de insultos, de retórica vacía y ambiciones personales, pero carente de soluciones estructurales, y esa misma Iglesia está convencida de que a muchos políticos dominicanos no les interesa buscar soluciones estructurales a los problemas fundamentales, porque esos políticos no se interesan en buscar a verdaderos expertos para dirigir eficientemente las instituciones públicas, ni se interesan en consultar a verdaderos expertos para adoptar las mejores soluciones a los más bajos costos, ya que su meta no es buscar solución a los problemas de la nación, sino hacer negocios personales con los fondos nacionales.
La Iglesia sabe que a ningún político se le ocurre acudir a un electricista para hacerse un electrocardiograma, ni se le ocurre acudir al mecánico para hacerse una revisión de su rodilla o de su columna vertebral, ni se le ocurre llamar al plomero para que le revise su sistema circulatorio o le instale un “by pass”, ni se le ocurre llamar al ministerio de Defensa para buscar el mejor tratamiento para subir las defensas de su cuerpo cuando están bajas, pues para esos delicados problemas los políticos siempre buscan a los mejores y más reconocidos médicos para obtener las mejores soluciones, pero cuando se trata de buscar soluciones a los problemas del país, a muchos políticos no les interesan los expertos, porque es muy probable que el experto se niegue a ejecutar lo que técnicamente es improcedente y se niegue a justificar lo que sabe que científicamente es diferente, y como a muchos políticos les interesa que la política siga siendo un negocio para ellos y no un ejercicio de servicio a la sociedad y al bien común, la Iglesia ha levantado su voz para decir lo que todos sabemos, pero que muchos no dicen por temor a políticos que utilizan la injuria y la descalificación contra quien emita cualquier opinión. l
