Comenzamos la semana con la buena noticia de que Miguel Tejada fue invitado a formar parte del equipo dominicano en el Clásico Mundial de Béisbol.
Miguel, que ha estado en las dos anteriores versiones de este evento, representaba una gran duda para la gerencia del conjunto dominicano, entre otras cosas, porque su carrera está llegando al final y porque es obvio que ya no está al nivel de las jóvenes estrellas dominicanas.
Pero no hay dudas de que dar una buena temporada invernal con las Águilas Cibaeñas y conseguir luego un contrato con los Reales de Kansas abrió la brecha para que se pensara en Tejada, quien, aparte de todo, tiene un enorme historial cuando se trata de representar a la República Dominicana, amén de que cuya figura dentro en un clubhouse posee una alta significación, un plus para cualquier organización.
Tejada se merece eso y más. Es de la estirpe de peloteros que está en extinción y que, por su eterna disponibilidad para con la patria, se ha ganado el respeto de todos.
Aunque probablemente no ocupe un papel de principalía en la escuadra dominicana, esta invitación es un premio de incalculable valor para el nativo de Baní.
Es que, conociendo la clase de pelotero que es, no me extrañaría que termine en los primeros planos de la escuadra tricolor, tomando en cuenta su capacidad para jugar tres bases en el infield.
Pero no puedo quedarme solo en lo que representa Miguel para cualquier equipo dentro del diamante, porque fuera de él, entiendo, puede generar beneficios para el conjunto en sentido general. Es motivador, tutor y líder nato y uno nunca sabe cuándo se va a necesitar la ayuda de un tipo de semejante temple, sobre todo en un equipo donde la juventud y el estrellato se combinan para crear una gran bomba de tiempo, tomando en cuenta las distintas personalidades con las que se va a trabajar.
Miguel no sólo tiene el respeto de los fanáticos, quienes lo admiran por agresividad y devoción para jugar pelota, sino que también es respetado por su clase. La voz de Tejada aún es escuchada y, más que su bate, ese puede ser el mejor aporte que nos podría regalar.
