NUEVA YORK. Todavía, a cuatro días de realizarse (en el Madison Square Garden) la pelea entre Miguel Cotto y Antonio Margarito, entre fanáticos de boxeo por estos predios neoyorkinos se escuchan comentarios sobre el resultado del pleito en el que estaba en disputa el título mediano junior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Cotto, quien salió airoso -por un “especial” nocaut técnico en el décimo asalto-, disfruta de su triunfo. Y es natural que lo goce.
Sin embargo, debo reiterar -como lo expuse en mi artículo del pasado martes-, que el pugilista puertorriqueño no debe sentirse tan feliz… ¡y no debe jactarse de que vive su mejor momento en el boxeo de paga! El propio Cotto, en sus declaraciones en la conferencia de prensa posterior al combate, dijo que está consciente de que debe trabajar “más fuerte” para lograr lo que realmente persigue.
“Pese a esta victoria siento que aún nos falta trabajar mucho para llegar adonde queremos llegar. Sólo el tener más entrenamientos nos dará un mejor progreso…estamos dispuestos a continuar con este trabajo con Pedro Luis Díaz”.
Así habló el flamante monarca mundial de las 154 libras al tiempo de resaltar el trabajo (técnico) que hizo su nuevo entrenador, el cubano-dominicano Pedro Luis Díaz.Con lo que ha dicho Cotto podemos colegir que, para alcanzar un éxito más alto, deberá corregir algunas fallas. Fallas, quizás, en su desempeño en el gimnasio así como en su proceder fuera de su vida atlética.
Decisión especial del médico
Le di seguimiento muy de cerca a la historia de Miguel Cotto durante su labor previo a la reyerta que protagonizó con Margarito. Y ni hablar del accionar que se vivió en los nueve rounds que duró la riña que al final terminó con una decisión “especial” ordenada por el médico del ring y que obedeció el experimentado árbitro Steve Moger.
Lo que no reveló Cotto -y debió ser sincero-es que Margarito, a ser de su lesión en el ojo derecho, le dio castigo. Un castigo que pudo ampliarse si la pelea hubiera seguido hasta por lo menos el décimo round.
