Moda mexicana sale con éxito de zona de confort

MEXICO (AP) — Para los diseñadores de moda mexicanos, la transición hacia el otoño-invierno es un cambio que exige jugar con otras reglas y salir del área de confort.

MEXICO (AP) — Para los diseñadores de moda mexicanos, la transición hacia el otoño-invierno es un cambio que exige jugar con otras reglas y salir del área de confort.

Durante la tercera jornada del Mercedes-Benz Fashion Week México, la firma Pineda Covalín apostó por rejuvenecer en las manos del novel Kris Goyri, mientras que Alejandra Quesada creció sin perder su personalidad y José María Torre reconstruyó su pasado para vestir un hombre actual.

PINEDA COVALÍN

Pineda Covalín demostró en su colección otoño-invierno que la moda se rige por una máxima: renovarse o morir.

Los creadores Cristina Pineda y Ricardo Covalín no tuvieron empacho al abrir sus puertas al novel diseñador mexicano Kris Goyri quien presentó el miércoles «Nahual», una colección inspirada en la creencia prehispánica que señala que todas las personas tienen un animal protector.

La propuesta de Goyri fue totalmente juvenil, algo nuevo para la firma mexicana con más de 15 años de experiencia, gracias al equilibrio entre elementos clásicos como los colores neutros, con la incorporación de naranjas brillantes y rosa neón, principalmente en prendas masculinas.

«De cada una de estas personas sale algo distinto, llega un punto de vista que nosotros no habíamos visto, un nuevo mercado», dijo Covalín en una entrevista previa a su presentación con The Associated Press.

Los nuevos clientes de la marca, según los imagina Goyri, se atreven a lucir pantalones de talles altos y vestidos, algunos de corte asimétrico, vaporosos y largos, incluso para modelos que llevaban tacones de más de 10 centímetros.

Goyri dio un giro a las gasas sedas distintivas de la firma para formar vestidos que llevaban por debajo sus estampados característicos.

La colaboración con Goyri, se tradujo en una propuesta de mayor carácter comercial en la cual destacaban las piezas para caballero con una sastrería deconstruida.

Sobresalió un pantalón confeccionado completamente en rosa neón, equilibrado con una camiseta de manga larga en gris. Destacaron también chaquetas deportivas confeccionadas con los distintivos estampados de la firma.

La visión de Goyri acertó al no ser explícita sobre su inspiración o recurrir al uso de estampados animales. La temática del nahual se notó principalmente en los tocados elaborados en papel que transformaron a los modelos en aves y venados.

Desde su temporada anterior, en la que colaboró con el diseñador Arturo Ramos, Pineda Covalín ha tratado de concentrarse en su propuesta de vestido, por lo general con piezas de gala para dama y trajes y guayaberas para caballeros.

Covalín dijo que el trabajo con Goyri fue un proceso muy divertido, «porque retoma toda la filosofía que ya tenemos en Pineda Covalín, con el diseño mexicano, con los elementos mexicanos y con nuestras telas, pero ahora desde un punto de vista distinto».

ALEJANDRA QUESADA

Alejandra Quesada visualizó el otoño-invierno como crecimiento total y, junto a su característica niña interior, hizo a un lado su inspiración naif para adentrarse en el mundo surrealista del artista de origen italiano Pedro Friedeberg y ofrecer una colección madura.

Quesada, afamada por el uso de estampados de inspiración infantil, demostró que es posible crear en otra área sin perder su ADN, pues su propuesta estuvo dominada por las siluetas retro de pantalones pata de elefante, ombligueras y sacos capitonados.

Destacó un sobrio conjunto de blusa y falda corta en tono azul confeccionado en seda al que incorporó un contrastante estampado que remitía a la obra pictórica de Friedeberg.

«Siento que él es como yo. No se preocupa por las corrientes y tendencias de nuestro momento le gustan las cosas minuciosas, detalladas y quisquillosas», señaló en sus notas la diseñadora.

Aseguró que se identificó con el trabajo del artista «así como Elsa Schiaparelli con Dalí e Yves Saint Laurent con Mondrain, yo quería vestidos de Friedeberg».

Del artista retomó los toques surrealistas, que la modista tradujo a estampados que funcionan tanto para el día como para la noche, como lo demostró en una blusa de manga larga que conjugó con una falda en tonos metálicos ideales para una mujer joven.

La creativa, que ha colaborado con la cantante Natalia Lafourcade en colecciones anteriores, demostró su madurez al consolidar su visión comercial, pues ofreció un par de suéteres, en sólidos como amarillo, azul y rojo, con flequillos en los costados de las mangas.

La diseñadora pareció demostrar madurez total al enviar a la pasarela atuendos en los que los estampados surrealistas daban la impresión de ceñir las prendas a la cintura, mientras que las faldas plisadas de gasa de seda en tono negro proporcionaban aires de sofisticación.

Por momentos, la mujer de Quesada adquirió tintes de caricatura, como cuando una modelo lució un conjunto de pantalones ajustados con corte al tobillo y talle alto acompañado con un entallado chaleco corto sobrepuesto a una blusa de manga larga confeccionada en terciopelo.

Quesada, que ha vestido a famosas como Ana Claudia Talancón y Camila Sodi, presentó también chaquetas acolchadas, de entre las que destacaron un par con estampados de elefantes en tonos grises con morados y anaranjados neón que remitían a los primeros videojuegos y que, ante la evolución de la creadora, se sintieron fuera de lugar.

JOSÉ MARÍA TORRE

Para el creador mexicano José María Torre proponer para el futuro implicó revisar su pasado para poder vestir a un dandy urbano que no teme a las texturas.

Su obra fue dominada casi en su totalidad por el negro, que aplicó por igual a suéteres, chaquetas de cuero, mientras que los tintes de color recayeron en un estampado a cuadros y un par de pantalones en azul eléctrico.

La congruente propuesta del también actor resultó bastante comercial, pues demostró que el nuevo dandy que propone fácilmente se enfunda en jeans, camisas de corte tradicional y prendas de punto.

Aunque clásica, la oferta de Torre resultó innovadora por igual, pues el hombre al que viste se enfundó en una versión masculina del poncho, que incluso presentó en cuero.

Para Torre, el retorno a sus orígenes no implicó comodidad, pues tomó el riesgo de mezclar complicados cortes de sastrería a pesados materiales como pieles. El creativo aplicó el concepto al enviar a un modelo luciendo jeans a juego con una playera púrpura y lo que pudo haber sido un blazer de cuero, pero que en la pasarela parecía ser un chaleco con una playera.

El tropiezo se contrapuso con el cierre de Torre: un hombre que cambia la mezclilla y la chaqueta de cuero por un estilizado traje en tono beige acompañado de un acolchado chaleco en el mismo tono.

 

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