Molina: La sociedad está enferma por la corrupción

La corrupción ha impregnado la familia, el Estado, la Justicia, la empresa pública, privada y todos los estamentos de la sociedad.

La corrupción ha impregnado la familia, el Estado, la Justicia, la empresa pública, privada y todos los estamentos de la sociedad. Así lo aseguraron los pastores de la Batalla de la Fe, Ezequiel Molina padre e hijo. Molina dijo, además, que no hay esperanza de cambios por parte de las autoridades ni muchos menos los aspirantes presidenciales porque, a su juicio, carecen de propuestas serias.

Afirmó que la inseguridad es tan grande que las personas no pueden disfrutar sus bienes por el temor a la delincuencia.

“Seis personas han presidido este país y todas han hecho el mismo juramentos: cumplir y hacer cumplir las leyes, pero hasta donde sepamos ninguno ha logrado cumplir y muchos menos hacer cumplir la ley”, agregó Molina, en el discurso central en la concentración Evangélica Nacional por el nuevo año, realizada ayer en el Estadio Olímpico.

Aseguró que estas deficiencias en la cabeza de gobierno han provocado que cada día más la sociedad se deteriore y los niveles de delincuencia y asesinatos aumente desproporcionalmente, en especial los feminicidios que en cinco años suman unos 1,200.

Mentalidad corrompida

“Hemos perdido la salud como nación, como ciudadanos, como pueblo, como individuos y hasta como Iglesia”, dijo Ezequiel Molina hijo. Agregó que la gente de hoy se caracteriza porque es corrupta “el que está en el gobierno y el que está en la oposición, en la empresa pública, en la privada, hay corrupción en el que imparte justicia, pero también en los organismos represivos”. Siguió diciendo que la Justicia con sus hechos promueve más la impunidad que el cumplimiento a las leyes. “Nuestro sistema educativo promueve más la entrega de condones para evitar el embarazo no deseado que corregir el desenfreno sexual”. l julia Ramírez

A  pesar de la lluvia, todos se mantuvieron firmes 

Cientos de evangélicos se dieron cita a la concentración nacional y, aunque fue interrumpida por una lluvia de casi media hora, las personas que abarrotaron el Estadio Olímpico no se movieron ni para ir al baño. Madres con hijos en manos, famosos, legisladores y humildes se arrodillaban, oraban  y lloraban. Mientras que la multitud cantaba canciones de “vida”. 

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