El mortal deslizamiento en Washington

Hace dos semanas, la sociedad de Estados Unidos fue consternada por un extraordinario deslizamiento de ladera ocurrido en la comunidad de Oso, al noreste de Seattle, en el estado occidental de Washington, donde hasta la fecha han sido rescatados 30…

Hace dos semanas, la sociedad de Estados Unidos fue consternada por un extraordinario deslizamiento de ladera ocurrido en la comunidad de Oso, al noreste de Seattle, en el estado occidental de Washington, donde hasta la fecha han sido rescatados 30 cuerpos sin vida, y hay decenas de personas desaparecidas, pero sin ninguna posibilidad de sobrevivir dentro de una masa arcillosa y lodosa que corrió cuesta abajo luego de una precipitación de 140 milímetros de lluvia, por cada metro cuadrado, en 24 horas.

No olvidemos que cuando llueve intensamente sobre una ladera arcillosa, el agua entra en los poros huecos del suelo, el suelo se satura, aumenta su peso, eleva la presión intersticial, reduce la resistencia al esfuerzo cortante, y termina sufriendo una falla de cortante que irremediablemente arrastra cuesta abajo toda la masa lateral.

Y en una sociedad organizada y avanzada como Estados Unidos esas cosas no debían ocurrir, sobre todo porque en la última década ya se habían producido tres importantes deslizamientos en ese mismo lugar, deslizamientos que debieron alertar a los expertos en Geociencias, y a las autoridades, sobre un futuro y mortal deslizamiento que sólo dependía de un período de intensas lluvias que podía llegar en cualquier momento; y el momento llegó.

Durante la última década, el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de Iberoamérica (CYTED) ha estado recorriendo a Latinoamérica con diferentes programas científicos, y uno de esos programas es la Red para Estudios de los Deslizamientos en Laderas y Taludes Inestables, Red que ha sido coordinada por el eminente geólogo cubano Dr. Rafael Guardado Lacaba, profesor distinguido de la Universidad de Moa, y en la cual participamos múltiples profesionales iberoamericanos especialistas en Geociencias, quienes hemos visitado importantes deslizamientos ocurridos en Latinoamérica para sugerir soluciones técnicas efectivas, y de bajo costo, las que puedan salvar las vidas de quienes viven allí por desconocimiento de los peligros y riesgos inherentes a laderas inestables.

Fruto de los múltiples seminarios celebrados en los diferentes países latinoamericanos, la Red de Deslizamientos, con el apoyo del CYTED y de la UNESCO, ha publicado varios libros conteniendo las disertaciones y las presentaciones documentadas que cada uno de los expertos participantes hemos llevado a cada uno de los países visitados, y cuyo objetivo básico es reducir la cantidad de deslizamientos y las pérdidas de vidas y de propiedades.

Para cualquier experto en deslizamientos de laderas y taludes es fácil pronosticar un próximo deslizamiento de ladera o de talud en cualquier lugar donde exista una ladera arcillosa, por cuyo pie pase un río que forme un meandro donde la convexidad exterior erosiva toque el pie de la ladera, pues cuando llueva intensamente la ladera incrementará su peso y su presión intersticial, su resistencia al esfuerzo cortante se reducirá a la mitad, y cuando el río crecido erosione el pie de la ladera arcillosa el colapso será inevitable, y esto fue lo que ocurrió en Washington con un lamentable alto saldo trágico.

Lo ocurrido en Washington fue lo mismo ocurrido en el cruce de El Limón, en la entrada sur de San José de Ocoa, donde durante el paso de la tormenta Noel el río Ocoa creció, el meandro socavó el pie de ladera, y todo se derrumbó incomunicando a Ocoa durante un mes, y cuando fuimos llamados por Odebrecht para plantear una solución técnica al derrumbe ocoeño, lo primero que recomendamos fue alinear un tramo del río Ocoa para eliminar el meandro de socavación lateral.

Es evidente que en el mortal deslizamiento en Washington hubo un descuido imperdonable, que jamás debía repetirse. l

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