ROMA (AP) — Giulio Andreotti fue uno de los hombres más poderosos de Italia: Colaboró en la redacción de la constitución tras la Segunda Guerra Mundial, ocupó un escaño en el Parlamento durante 60 años y fue primer ministro en siete ocasiones.
Sin embargo, el democristiano que trabó amistad con papas y cardenales fue igualmente una figura polémica que sobrevivió escándalos de corrupción y acusaciones de haber ayudado a la mafia, por lo que fue encausado primero en Palermo y posteriormente en Roma. A la postre fue declarado inocente.
Senador vitalicio, Andreotti falleció el lunes a los 94 años tras soportar recientemente problemas de salud.
La oleada de pésames reflejaron la incertidumbre del país sobre la conducta de un hombre que para muchos personificó todo lo bueno y malo de la Italia de la postguerra.
Al anunciar su muerte, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, calificó a Andreotti como “el político más representativo” que haya conocido Italia en su historia contemporánea. El líder político de centro Pier Ferdinando Casini dijo estar seguro que la “historia dará a este estadista una opinión más sobria y seria que la formulada por sus detractores durante su vida”.
Silvio Berlusconi, primer ministro en tres ocasiones y que fue blanco de la fiscalía, consideró a Andreotti un “icono” contra el que la izquierda italiana libró batallas “basadas en denigrar a su adversario y la persecución judicial, un juicio que Andreotti superó con dignidad y buenas formas, y que ganó”.
Empero, el primer ministro de centroizquierda Enrico Letta — como muchos otros — se mostró neutral en su pésame, indicando que Andreotti fue un “protagonista” de la democracia italiana.
Desempeñó varios cargos ministeriales tras la Segunda Guerra Mundial hasta que fue primer ministro por primera vez en 1972. Veinte años después desempeño por última vez ese cargo.
El líder democristiano fue acusado de intercambiar un “beso de honor” con un jefe de la mafia y fue procesado en el llamado “juicio del siglo” en Palermo a mediados de la década de 1990. Negó haber cometido delito alguno y a la postre fue declarado inocente por el máximo tribunal de Italia.
La familia de Andreotti decidió que no tuviera capilla ardiente en el Senado y según la prensa italiana el funeral será privado, en una parroquia de Roma.
Andreotti estaba casado con Livia Danese. Le sobrevive su esposa, sus cuatro hijos y nietos.
